Fuente: Latercera.com
En los últimos años existe una creciente discusión por el establecer impuestos a los súper ricos. La idea es forjada por economistas como Piketty, el cual cuestiona la desigualdad de la rentabilidad del capital privado que muchas veces proviene de riquezas heredadas, la cual es más rentable que el ingreso de los trabajadores.
Chile no queda ajeno de esta discusión, es más, es un ejemplo de la desigualdad de los ingresos. En los últimos años se ha observado una desigualdad que se mantiene constante en los ingresos (rentas tributables de las personas), en promedio desde el 2010 a 2019 nos muestra que las riquezas del país se distribuyen en un 88,7% de los contribuyentes obtiene el 52,8% de los ingresos, y el 11,3% restante obtienen el 47,2% de los ingresos. Además, si observamos el 2% de los contribuyentes, del grupo que obtienen mayor renta, logran acumular en promedio el 17,5% de los ingresos. En estos datos, no se encuentran sumadas las exenciones y los ingresos no rentas, que finalmente no permite ver la profundidad de la desigualdad.
La situación antes indicada en cifras, para el país, se ha observado en otras latitudes, donde la reacción fue establecer mayores tasas progresivas a los tramos que obtienen mayores riquezas. Además, los herederos de las riquezas (ejemplo, Alemania) han empezado realizando apoyos más activos a financiar las industrias que dejan menos huella de carbono, crean fondos de retiro (mejorando las jubilaciones), construyen apoyos transversales entre empleados y dueños de las empresas. También, esos países con los cuales nos gusta compararnos realizan proyectos de mejoramiento de bienestar general de la población, incentivando un mejor Estado y políticas empresariales que apunten a la sostenibilidad armónica de todos…
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