Fuente: Latercera.com
El sueño no es una experiencia continua, sino que cada noche contiene varias etapas de sueño no onírico, que incluyen un estado entre estar despierto y dormirse (sueño ligero), el inicio del sueño y el sueño profundo reparador en la que se producen la mayoría de los sueños.
A esta etapa se le denomina movimiento ocular rápido (REM), porque los ojos van de un lado a otro muy rápidamente, el ritmo cardíaco y la presión arterial aumentan, y la actividad cerebral se vuelve más intensa. En la etapa REM a nivel cerebral, el hipocampo y la amígdala se activan, la primera esta encargada de guardar las memorias y la última es la que permite procesar las emociones. Es por esto que los sueños en esta etapa ayudan al cerebro a guardar información, memorias, quitándoles el peso emocional. A través del sueño logramos sobrellevar toda la información y los estímulos con los cuales somos bombardeados en el día. Nos permite entonces procesar las emociones que hemos tenido durante el día, sobretodo el estrés y las preocupaciones.
Las pesadillas y los sueños ansiosos no son considerados como señal de alarma de alguna patología en sí mismos. De hecho, su aparición evidencia la necesidad del cerebro de tramitar lo que sucede. Se podría decir que las pesadillas son aquellos sueños en que la emoción es de terror, pánico, en cambio en los sueños ansiosos solo predomina la ansiedad.
Ver columna completa