Fuente: Eldinamo.cl
A nadie se le ocurriría poner en duda que todas las organizaciones deban aspirar a ser empresas de excelencia, sociedades donde la calidad y el compromiso con la ética sea un elemento clave para su buen gobierno. Los ciudadanos de hoy ya lo exigen y los del mañana, lo considerarán irrenunciable.
La evolución ética de la humanidad, que ha permeado prácticamente toda la organización social, hace imperativo en la actualidad que, tanto en la práctica como en el discurso, la ética deba ser considerada.
La falta de credibilidad debida a diversos escándalos (corrupción, daño ambiental y social, mentira, falta de transparencia y probidad) es consecuencia de la no incorporación de principios éticos como el timón que debiera guiar la toma de decisiones, la adopción de acuerdos y la política empresarial, elevando así el nivel de la empresa.
En este sentido y acorde a este momento histórico, a nadie se le ocurriría poner en duda que todas las organizaciones deban aspirar a ser empresas de excelencia, sociedades donde la calidad y el compromiso con la ética sea un elemento clave para su buen gobierno. Los ciudadanos de hoy ya lo exigen y los del mañana, lo considerarán irrenunciable.
Pero ese viaje hacia la calidad total, por el océano de un mundo cada vez mas complejo, pluralista y globalizado, exige un buque dotado de un armazón ético sólido, inteligente y flexible a la vez. La ética de una institución, como conjunto de procesos que transmiten valores a lo largo de todas las fibras de su estructura, aporta ese tipo de armazón capaz de contribuir a la llamada mejora continua de la calidad…
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