Fuente: La Tercera.com
En la sabiduría China, las crisis representan un peligro, y, a la vez, una oportunidad de transformación que posibilita profundos procesos de cambio individual y colectivos. Las oportunidades se abren con la redacción de una nueva Carta Fundamental para Chile, proceso que nos invita a pensar las diferentes dimensiones que han estado tradicionalmente excluidas en los marcos normativos de convivencia.
El sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) publicado en agosto pasado ratifica la irreversibilidad del cambio climático. En base a evidencia científica, el informe alerta sobre la urgencia por transformar la forma en que hemos habitado la Tierra, la que en base a una ilusión de modernidad ha definido la naturaleza en base a su valor como recurso y al servicio de un proceso de desarrollo entendido como fin en sí mismo. Esa ilusión de prosperidad se deshace hoy en las consecuencias materiales y simbólicas de lo que no supimos predecir, y a lo que, todavía, no hemos sabido responder.
Desde allí y en concordancia con las vivencias que justifican las transformaciones que necesitamos proyectar con urgencia y cuidado, se hace relevante posibilitar nuevas formas de comprender y re-significar la naturaleza, empujando sus límites a partir de la reflexión y acción para crear sentidos junto a ella. En lo normativo también valdría el riesgo avanzar hacia nuevas relaciones que implique el derecho a co-existir en complementariedad con otros. Operativamente, el llamado sería a proponernos diseñar los espacios transversales para experimentar y significar las diferentes dimensiones de esas transformaciones…
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