Matías Moldovan, 25 años, estudió Bachillerato en Humanidades y luego Derecho en la UAH, y ahora cierra su ciclo académico de pregrado con un proyecto de tesis contingente: El conflicto mapuche desde el derecho a la libre determinación de los pueblos. ¿Por qué se interesó? Primero por la relevancia de pensar una nueva definición del Estado debido al proceso constituyente que eligió una presidenta del pueblo mapuche como es Elisa Loncon y también por un tema biográfico. A nivel humano, lo une la amistad con jóvenes de origen mapuche que se reconocieron como tales hace muy poco. Son hijos de la migración campo ciudad que vivieron sus padres en el siglo XX y de regreso a sus tierras tuvieron conflictos como consecuencia de la vulneración de este derecho.
Según explica, el derecho a la libre determinación es desconocido y hay que entenderlo desde dos miradas. La primera es la dimensión política, se trata de un derecho colectivo que se ejerce de manera integral y comprende la libre determinación económica, política, territorial, cultural y social del pueblo que se ejerce como una forma de reconocerse, realizarse y perseverar en el tiempo. Lo segundo es estudiar al pueblo Mapuche porque no han podido armar su propio relato. “La forma que tienen de organizarse es muy distinta a la que conocemos nosotros, ellos no tienen un presidente, sino una machi y un lonco, la tierra no es propiedad privada sino colectiva”, dice.
La tesis tiene una duración de un año de investigación y actualmente está en una etapa de construcción teórica para comprender las diversas visiones de quienes han escrito sobre la materia. En ese ejercicio está haciendo discutir a autores como al filósofo Will Kymlicka dentro de la línea más neoliberal y colonialista, junto al historiador Fernando Pairicán y al antropólogo José Bengoa que plantea que las luchas de los pueblos indígenas cuestionan los cimientos de la organización liberal. “La revisión histórica es fundamental para llegar a comprender la violencia que sale todos los días en las noticas”, señala.
En la introducción plantea que el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 inauguró un período de represión que se manifestó en una violencia inusitada en casi todos los predios donde la Reforma Agraria benefició a los mapuches. Se fusiló e hizo desaparecer a dirigentes y asentados mapuches, se les encarceló y torturó, a la vez que se revocaron la mayoría de las expropiaciones de los predios donde los mapuches habían recuperado tierras, retrotrayendo la situación a los años anteriores a la reforma agraria”. Finalmente, en estos últimos 30 años de “transición democrática”, se ha consolidado lo que el pueblo Mapuche denomina la invasión de capitales transnacionales y forestales en territorio ancestral Mapuche, a pesar de una serie de tratados internacionales y normativas que buscan proteger los derechos colectivos indígenas. En este escenario, comenzó un conflicto político, cultural, social, económico y militar entre el Estado de Chile y el pueblo- nación Mapuche que se mantiene hasta el día de hoy. Por un lado, un Estado abiertamente neoliberal, que promueve la inversión de capitales privados para sostener su orden económico; por otro lado, un pueblo indígena que se resiste a ser asimilado a una cultura que no les pertenece y que ve como la inversión de capitales – principalmente forestales- devastan su territorio ancestral. En este contexto, la violencia política ha estado presente en este largo conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche, en particular cuando se trata de ejercer el derecho a la autodeterminación de los pueblos y la recuperación de los terrenos.
“Quise postular al concurso porque es relevante visibilizar los conflictos entre el Estado con un pueblo originario que ha estado aquí por miles de años es una deuda, tenemos que reconocerlos, ver el problema histórico y entender por qué ha desembocado en violencia política. No se trata de condenarlos, sino analizar por qué se llegó a este punto.
Según lo que he estudiado, existe un consenso, entre la militancia Mapuche y los investigadores del tema que los sucesos de Lumaco marcaron un punto de inflexión en el desarrollo de la historia del pueblo Mapuche. Algunos han planteado que es el “detonante organizativo” de la Coordinadora de comunidades en conflicto Arauco Malleco (CAM); otros han señalado que desde ese momento emergió el “conflicto mapuche”; y una tercera óptica plantea que es el surgimiento de un movimiento de resistencia mapuche”.
-La instalación de la constituyente visibilizó a los pueblos originarios: ¿Qué valor tiene que su presidenta sea Mapuche? –
-Me parece muy bien, pero hay que entender que Elisa Loncon es una representante de un sector del pueblo mapuche, pero tiene muchas diferencias con otros representantes como Héctor Llaitul, que tienen propuestas autonomistas y métodos distintos a las de la actual presidenta de la Convención. Lo más positivo es que ya no se puede ocultar la multiculturalidad de nuestra sociedad, el Estado de Chile tiene que entender que no es el único que vive en este rincón de la tierra.
– Como estudiante de derecho: ¿Cómo enfrentas la elaboración de una nueva Constitución que va a cambiar el orden del poder en Chile? –
-En la universidad nos enseñan a argumentar y a interpretar y son distintos métodos que nos permiten darle sentido a las normas jurídicas. Si cambia la Constitución para nosotros no es complejo, estamos preparados para enfrentar este cambio. Y hay que entender que estudiar derecho es estudiar para siempre, porque las normas pierden vigencia, se cambian y tenemos que acomodarnos, pero te forman para enfrentar estos cambios.
– A tu juicio la violencia que vemos en la Araucanía puede ser catalogada como terrorismo? –
-Resistencia no es terrorismo. La violencia toma carácter de terrorista cuando busca infundir el miedo en la población, y lamentablemente ha sido el Estado de Chile quien ha incurrido en esas prácticas a lo largo de su historia institucional, sobre todo contra los pueblos indígenas. En este caso, uno debe preguntarse ¿Dónde empieza la violencia? ¿Cuál es la causa que la motiva?
Su profesor guía es el académico Hugo Rojas, también coordinador del concurso de tesistas que organiza la Facultad de Derecho en conjunto con el Instituto Milenio para la Investigación en Violencia y Democracia (ANID – Programa Iniciativa Científica Milenio – ICS2019_025), y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El Instituto Milenio de Investigación sobre Violencia y Democracia considera como premio un monto económico que es entregado en el momento de aprobar el Informe de Avance, y después al aprobar la tesis, bajo la condición de obtener evaluaciones con nota 6.0 o superior. “No soy una lumbrera, pero pasé todos los ramos de la carrera porque me preocupé de tener disciplina. Cuando tenía una ventana me iba a la biblioteca”, cuenta.
El sitio web del Instituto Milenio es www.viodemos.org y tiene como objetivo general desarrollar dentro de los próximos diez años un análisis integral de las formas excepcionales de violencia estatal y no estatal que informan y afectan las prácticas de ciudadanía y gobernabilidad democrática en Chile, a través de una estrategia de investigación comparativa, interdisciplinaria e histórica que también informa las políticas públicas.