La nueva directora del Centro Universitario Ignaciano de la Universidad Alberto Hurtado, Blanca Besa es filósofa y Magíster en Teología de la P. Universidad Católica titulada con una tesis en mariología feminista, y ha sido desde el 2019 profesora de los Optativos de Formación Teológica (OFT). Conversamos con ella porque quisimos saber cuál es el sello que le va a impregnar al CUI y cómo ve el 2022 cuando los estudiantes regresen a la presencialidad después de un largo periodo pandémico.
Según nos cuenta, el desafío del CUI es “inmenso”. Por un lado, retomar el trabajo que se hizo en ampliar la oferta de los OFT, fortalecer la vinculación con el nuevo Instituto de Teología y Estudios Religiosos (ITER) por medio de la creación de un comité curricular que defina, tanto las líneas teológicas de nuestra oferta, como las exigencias académicas de nuestros cursos. En el área social quiere retomar la presencialidad de los voluntariados y ofrecer acompañamiento para los distintos grupos de estudiantes que participan de los mismos, con el fin de ayudarles a elaborar la experiencia y, al mismo tiempo, formarles en el modo ignaciano de hacer solidaridad. Por último, quiere seguir desarrollando el área pastoral fortaleciendo las comunidades de estudiantes que periódicamente se juntaron durante la pandemia en el Proyecto Conectémonos y ofreciendo experiencias concretas donde los y las estudiantes puedan incursionar en la espiritualidad ignaciana.
En cuanto al sello del centro, más que implementar uno diferente, lo que propone junto al equipo es trabajar en la visibilización, conocimiento y fortalecimiento del sello ignaciano de la Universidad: “En este sentido, lo que queremos es que todas las actividades que realicemos desde el CUI vayan en esta línea y estén impregnadas por la identidad ignaciana”.
-Usted ha estudiado temas relacionados con las teologías feministas: ¿Vienen nuevas asignaturas teológicas en ese sentido? –
-Como te mencionaba más arriba, estamos trabajando en la formación de un comité curricular que pueda revisar el estándar académico de nuestros cursos y también la oferta teológica que tenemos. Queremos seguir ofreciendo cursos que nos permitan dialogar con la cultura y el contexto actual y también avanzar hacia la equidad de género en la nómina de profesores que imparten nuestros cursos.
– ¿Qué es lo más desafiante para el 2022 en cuanto al retorno presencial de los estudiantes y a las actividades sociales? –
-Creo que no podemos volver como si nada hubiera pasado. Hay una responsabilidad grande de hacernos cargo de lo que las personas han vivido durante este tiempo de pandemia: miedos, dolores, descubrimientos, desarrollos, etc. Sin duda no somos las mismas y los mismos después de esta experiencia y, como CUI, nos sentimos muy interpelados a poder ofrecer espacios de contención, escucha y acompañamiento para nuestra comunidad UAH. Por otro lado, vemos que otro de los desafíos es reconocer y recoger los aportes y cosas buenas que la pandemia nos trajo, para poder incorporarlos atreviéndonos a transformar y cambiar lo que sea necesario.
El Centro Universitario Ignaciano es el espacio en la Universidad Alberto Hurtado que vela por que la identidad jesuita y católica de la Universidad se encarne en todo el quehacer universitario. Y en ese camino, lo moviliza la visión de una comunidad más justa, solidaria y equitativa. El desafío es ser un espacio inclusivo, inspirador e innovador, que albergue las búsquedas de trascendencia y las necesidades de sentido de la comunidad Universidad y sus integrantes. Conoce sus actividades en https://cui.uahurtado.cl/cui/