La mayoría de los estudios señala que por día una persona recibe entre 3.000 y 5.000 mensajes publicitarios y otras mil imágenes más a través de las pantallas en un contexto de consumo masivo cultural. Para la licenciada en educación de la UAH, Yenny Díaz enseñar a leer estos mensajes se convirtió en una motivación profesional. Su tesis de pregrado consistió en desarrollar ejercicios de alfabetización visual para aprender a leer, comprender y deconstruir imágenes. Hoy, luego de obtener Beca Mérito Académico 2020 UAH, prepara su tesis de magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad del departamento de Sociología de la UAH, que apuesta por una experiencia transdisciplinaria entre sensibilidades humanas y no-humanas, historia de la tecnología y el arte como experiencia estética con la naturaleza. También se adjudicó en el 2018 junto a María José Arévalo, el concurso de Incentivo a la Investigación y creación Joven de la Facultad de Filosofía y Humanidades para desarrollar un estudio que profundiza sobre las relaciones entre educación artística y educación tecnológica. “Este trabajo, fue interesante porque contribuyó a la discusión y reconocimiento del fenómeno pedagógico que protagonizan las y los docentes de artes visuales del sistema escolar chileno”, señala. Actualmente, es productora y mediadora en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, en el área de Programas Públicos.
-Te titulaste el 2019 con una tesis que apunta a una enseñanza crítica en las artes visuales: ¿Cómo surge la mirada que quisiste dar en esta investigación? –
-Estudiar pedagogía en artes visuales abre un portal a mirar y sentir el mundo de otra forma, una manera más sensible y no convencional. Aprender sobre educación y en particular -para mí- análisis y diseño curricular es la llave para desatar todo un pensamiento crítico pragmático en la vida. Personalmente mezclo mucho mis intereses personales, sociales y profesionales, las teorías críticas son una ventana para escapar de los convencionalismos de la estructura de vida que tenemos, por lo que apostar por una enseñanza crítica en las artes visuales permite desarrollar herramientas a estudiantes para ser conscientes del consumo de cultura visual -imágenes- de las cuales constantemente son bombardeados.
– ¿Cómo es ser licenciada en educación en Chile? –
-Es complejo, la educación tiene un gran problema estructural en su sistema, lo que no permite profesionalizar el rol docente. Si no fuera por la sonrisa y cariño de niñas, niños y jóvenes jamás podría haber trabajado dos años en el sistema escolar. Se puede y se logra, pero son muchas las vulneraciones que se viven, o al menos eso me tocó vivir.
– ¿Pero dirías que se puede además de la docencia realizar proyectos paralelos? –
-Claro que sí, desde que egresé participo del Centro Cultural Comunitario La Feria, espacio autogestionado en la comuna donde vivo: Lo Espejo. Allí colaboro en el área de memoria e historia local, donde realizamos investigación histórica y activación territorial en torno a la memoria de la comuna. Ha sido una experiencia maravillosa que me ha permitido profundizar y fortalecer sobre pedagogía crítica, educación popular, transdisciplina y participación comunitaria. Es un espacio abierto a diversas formas de expresión. También trabajé en proyectos de diseño instruccional para las carreras de diseño gráfico e ilustración, donde mi labor era codiseñar maletas didácticas para cursos de las carreras con enfoque de aprendizaje basado en problemas ABP, que es una estrategia que favorece el pensamiento crítico y las habilidades de solución junto con el aprendizaje de contenidos a través del uso de situaciones o problemas del mundo real. También realicé consultorías de malla curricular para la renovación de la carrera de Ingeniería en medio ambiente en el Duoc. Fui tallerista de manualidades a un grupo de adultos mayor y realicé apoyo en mediación al Museo de la Solidaridad Salvador Allende, lugar donde hoy trabajo. Siempre se puede llevar la profesión al límite.
– ¿Qué se necesita para mejorar la didáctica de la disciplina en los colegios? –
– Fortalecer la educación artística en enseñanza básica -primer y segundo ciclo-. Lamentablemente en el sistema educacional chileno no todos los colegios tienen el privilegio de tener una docente de especialidad en artes en estos niveles. Por otro lado, la reivindicación del área urge, no somos profesionales para decorar en celebraciones o hacer manualidad para días festivos, somos un área que permite el desarrollo de un pensamiento y reflexión crítica, lo que se transforma en una lucha constante en el sistema escolar.
-¿Cómo enseñas artes visuales y qué dirían tus estudiantes de ti?-
– Donde realizo mi labor profesional, la pedagogía crítica es el pilar central del quehacer educativo en educación no formal -museos-. Me encuentro muy feliz y conforme porque puedo proponer ideas y proyectos que cruzan arte y vida, así también tener la oportunidad de trabajar directamente con diferentes públicos desde el mundo académico, vecinas y vecinos del barrio República como también con grupos de escolares, jóvenes y organizaciones sociales. Siempre recuerdo a las y los estudiantes que tuve la oportunidad de conocer, con algunos mantengo comunicación y recibo mensajes de cariño.
Pedagogía en Artes Visuales en la UAH forma profesores y profesoras de la especialidad que puedan desempeñarse en contextos educativos diversos de Educación Básica y Media, capaces de generar aprendizajes contextualizados, a partir de la problematización y adaptación de los saberes disciplinares a los desafíos de un mundo en constante cambio. La malla integra una mirada contemporánea del arte con una sólida formación interdisciplinaria en historia del arte, practica artística, didáctica de las artes y los desafíos de la realidad educacional. Su actual director es el Doctor (c) en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte de la Universidad de Chile, Antonio Silva.