Fuente: Revista Vivienda y Decoración El Mercurio
No basta con limpiar una vez. Se debe hacer todos los días, hasta devolverle a la ciudad la sensación de seguridad, cuidado y calidad de vida. Es el lema de quienes se dedican a la eliminación de rayados y grafitis en edificios y monumentos, que trabajan cuidando el patrimonio y el espacio público, formando así un círculo virtuoso: cuanto más borran, menos vuelven a rayar.
El primer piso transmite una percepción del estilo de vida pública de una ciudad; es triste recorrer hoy el centro de Santiago y ver la situación de locales cerrados, fachadas tapeadas y rayadas. La sensación de degradación es enorme; una ciudad así comunica inseguridad porque significa que a nadie le importa”, afirma el arquitecto Ricardo Abuauad, decano del Campus Creativo de la UNAB y docente de la Universidad Católica. “No basta con decir ‘voy a limpiar”, sino que hay que hacerlo todo el tiempo, todos los días; es una batalla que hay que dar a diario porque esto va a seguir ocurriendo”, agrega.
Por esto es tan importante la labor de mantención que hace cada semana la empresa Alerta Graffiti en la fachada de la Biblioteca Nacional -y edificios-, ya que está comprobado que la acción de permanente limpieza desincentiva el rayado de manera progresiva, “Es un círculo virtuoso, nosotros graficamos los rayados en cada visita y en todos los casos la curva va decreciendo”, explican Claudia Jara y Alejandro Álvarez, quienes en 2014 crearon esta empresa de remoción de grafitis motivados por una experiencia personal: en la plaza a la que iban con sus hijos, en Los Ángeles, empezaron a aparecer estas intervenciones y quisieron investigar cómo poder limpiarlas sin dañar la superficie…
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