Doctora en Sociología de la Educación, University of London, académica de la Facultad de Educación de la UAH.
“Nos preguntamos por qué desaparecen las tradiciones y no hay valores… Es que no hay tiempo en la casa. Las bases curriculares lo están abarcando todo. ¿En qué minuto el colegio se convirtió en el núcleo de la sociedad, en vez de la familia?”.
Esa fue parte de la exposición que la abogada Paulina Fernández, representante de la organización “La tarea es sin tareas” realizó ayer en la comisión de Educación del Senado, donde se tramita un proyecto que prohibirá que los colegios que tengan Jornada Escolar Completa (JEC) —donde estudian más de 1,8 millones de niños— envíen tareas.
El inédito proyecto ha generado polémica por las consecuencias que podría tener en el aprendizaje. Pero los senadores advierten que la extensión de la jornada escolar, medida iniciada hace 19 años y que fija más de ocho horas diarias de clases, solo ha generado estrés y agobio entre alumnos y profesores, por lo que creen que hay que revisarla.
El presidente de la comisión Ignacio Walker (DC), afirma que las 42 horas semanales de la JEC “comparado con cualquier país desarrollado, es un exceso, y a eso se les suma la obligación de tareas para la casa, que quedan en manos de los padres, quienes no son pedagogos”.
Además, alertó sobre las patologías que esta sobrecarga produce: “El 27% de los niños de cinco a nueve años tiene un trastorno de salud, ¿de qué estamos hablando?”, dice.
La senadora Ena von Baer (UDI) concuerda en que la JEC es muy larga como para, además añadirle tareas. “Hay que discutir cómo se usa el tiempo en la escuela. No puede pasar que los niños tengan una sobreexigencia que no les permita tener otras actividades fundamentales para su formación, como música, deporte y artes”, plantea.
El senador Fulvio Rossi (PS) agrega que estas condiciones impiden que la familia tenga un mayor lazo con sus hijos: “Es probable que la violencia contra cosas sacras (en referencia a la violencia estudiantil en algunas marchas) esté relacionada con la falta de desarrollo afectivo, que se da por las largas jornadas laborales de los padres, pero también porque cuando llegan a su casa, en vez de compartir con sus hijos, tienen que ayudarlos con las tareas”, comenta.
El senador Jaime Quintana (PPD) concuerda con esta idea porque en estas condiciones “no hay mucho tiempo para la vida en familia. El tiempo en que el niño no duerme y está en la casa sin actividades formativas son dos horas en promedio, y eso es preocupante”.
En promedio, los niños chilenos pasan 31,5 horas semanales en clases formales, la mayor cifra en toda la OCDE. Y sumando las tareas para la casa, los escolares destinan 34,9 horas semanales, el quinto país donde los jóvenes usan más tiempo en esta labor. “Hay trastornos mentales, agobio en los niños, y ante estas cifras tan preocupantes no nos podemos quedar inmóviles”, dice Quintana.
“Excesiva exigencia”
En este contexto, la ministra de Educación, Adriana Delpiano, afirma que no se puede “mirar la tarea separada del proceso educativo”. Y está de acuerdo con que “llegamos a una excesiva exigencia a los niños, en jornadas que ya son largas”, por lo que la JEC “debe retomar el cauce que tenía originalmente”.
Por ello, pide que el proyecto “se discuta en el marco de otros aspectos que tienen que ver con la calidad de la educación, para ver qué estamos haciendo bien qué podemos hacer mejor y qué podemos recomendar de forma general y no necesariamente en una ley”.
Los expertos valoran la idea de revisar la JEC. El investigador de la U. Católica Ernesto Treviño cree que “lo más lógico sería reorganizar la JEC, para que se aproveche el tiempo de mejor manera en la escuela y los niños tengan tiempo también para el esparcimiento y la socialización fuera de la escuela”.
La académica de la U. Alberto Hurtado Alejandra Falabella dice que el problema va más allá de las tareas: la promesa de la JEC no se ha cumplido. “Se pensó en que hubiera horas de taller, que los niños pudieran desarrollar distintos talentos y competencias y que también tuvieran horas de estudio individuales y grupales”, explica. Sin embargo, asegura, “las escuelas han tendido a acortar los recreos, a concentrar las materias y sobrecargar el horario en las asignaturas que se evalúan, con un enfoque más cognitivo, como Lenguaje y Matemática”…
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