Alina Morales, Coordinadora de Intercambio de la Dirección de Cooperación Internacional de la UAH.
Según la OCDE los desafíos del sistema de Educación Superior chileno deben sumar un ítem clave que es la movilidad internacional, que los alumnos puedan realizar semestres en el extranjero como parte de una experiencia seria de adquirir nuevos conocimientos y herramientas de desarrollo más el manejo de una segunda o tercera lengua. Dado que una de las críticas mundiales al sistema de educación chileno es justamente su rigidez, sobretodo en el pregrado, hoy las diversas instituciones asumen como una tarea básica el compromiso de crear alianzas y programas pertinentes que permitan mayor movilidad interna y externa tanto de profesores como estudiantes. En este último punto, la Universidad Alberto Hurtado es una más de las casas de estudios que se propuso un sistema de intercambios que va en directo beneficio de sus alumnos que ya han cursado cuarto año.
Esta instancia es la Dirección de Cooperación Internacional (DCI) que regula el sistema de traer estudiantes extranjeros a Chile y gestionar los intercambios de los jóvenes chilenos al resto de los continentes. Alina Morales, Coordinadora de Intercambio es una de las piezas claves en este proceso, sobre todo en el recorrido que hace un estudiante para decidir a qué universidad postular, en qué momento, bajo qué parámetros y con qué financiamiento. En su oficina, ubicada en el último piso de la casa central de la Universidad Alberto Hurtado, nos recibe para contarnos parte de su gestión diaria con los estudiantes.
Morales llegó a la UAH en agosto del 2013 con la tarea de hacerse cargo de esta área y como apoyo a la coordinadora de relaciones internacionales de la época. De profesión es traductora del idioma Inglés de la Universidad Católica de Valparaíso con diplomados y Magíster en Dirección de Empresas, más un diplomado en Estudios Internacionales en la Universidad de Chile. “Yo venía de la Universidad Católica de Valparaíso donde trabajé desde el año 2000 en el área de intercambio que es una tradición en esa casa de estudios, y dada mi experiencia me invitaron para fortalecer la gestión en esta institución”, recuerda. De su llegada han pasado más de tres años donde ha visto robustecer la estrategia del área. Hoy los intercambios en la Universidad Alberto Hurtado son procesos naturalizados que cada año generan mayor interés de parte de los futuros profesionales.
La buena noticia es que la institución se adjudicó el proyecto que se enmarca en la iniciativa de la administración del Presidente Barack Obama “100,000 Strong in the Americas” que consiste en que la embajada de Estados Unidos financia a seis estudiantes de pregrado en universidades de ese país. “Hace un par de meses, la embajada hizo un nuevo llamado, la UAH volvió a postular y se adjudicó fondos para un nuevo grupo de otros seis estudiantes para el segundo semestre del 2017”, aclara Alina Morales.
El peso de tener experiencias académicas fuera del país es evidente: agrega valor a la formación de los estudiantes que se enfrentan a salir de su área de confort con todo lo que eso implica, desarrollan habilidades blandas y robustecen rasgos de la personalidad. “Acercar el mundo a los estudiantes permite contrarrestar las culturas y tomar conciencia de quien eres, cuál es tu espacio, tu país, tu grupo. Decimos que vivimos en un mundo globalizado, en un terreno común y es verdad las fronteras son más bien una idea más que una realidad”, aclara Alina.
Las formas de acceder a estos beneficios académicos son múltiples: por un lado se traen profesores a Chile, se hacen conferencias via skype y se envían estudiantes al extranjero.
-¿Qué barreras debe sortear un hurtadiano en el proceso de postular a un intercambio?-
-Financiamiento, manejo de un segundo idioma que no es tan común entre nuestros estudiantes y los miedos. Pasa que los chiquillos cuando se acercan a una fase más avanzada en el proceso, se cuestionan si están haciendo lo correcto.
-¿Y el rol de ustedes es acompañarlos?-
-El acompañamiento es muy cercano principalmente desde la DCI y de las académicas. Dependiendo de la personalidad de cada uno, nos toca acompañarlos mucho.
Morales explica que las cifras de intercambio aún son bastantes discretas, pero para la institución son logros importantísimos, se estipula alrededor de 40 alumnos al año que se incorporan regularmente a un proceso académico en las universidades en convenio. La red jesuita es el principal espacio para tener los intercambios, pero más allá también se desarrollan más alianzas. “Sin descuidar nuestra primera línea por naturaleza, nos estamos ampliando y abriendo a otras redes e instituciones”, aclara.
-¿Cuáles son los campus más solicitados por los estudiantes?-
Los destinos más solicitados son los países de habla hispana, pero Estados Unidos es un país súper interesante, y también la Universidad Católica de Australia. Convencerlos de ir a otro lugar y manejar otros destinos como Alemania es más complejo, pero estamos avanzando. Y al revés los chiquillos que vienen les parece que Chile es un país muy interesante y son de Estados Unidos y Europa: franceses, alemanes, españoles, italianos, holandeses y de Latinoamérica Colombia, México y Perú.
-¿Cuál dirías es el sello del intercambio en esta universidad?–
-El sello de este departamento es una preocupación constante por las personas y de mucha cercanía. Es un departamento pequeño, por eso el acompañamiento es integral, logramos establecer una relación cercana y ellos lo agradecen muchísimo porque no es fácil salir del país solo y muchas veces, para nuestros estudiantes es la primera vez que salen del país. No saben cómo se tramitan los pasaportes, las migraciones, las visas, pero es muy gratificante ser parte de eso y sobre todo cuando han tenido pocas oportunidades el salto es mayor.
-¿Cuál es el requisito primordial que se les exige a los alumnos?-
– Tener sus dos primeros años aprobados, porque los jóvenes están más maduros, tienen que tener buen rendimiento académicos. Irse a otro lado a estudiar implica autorregular horarios, tiempos y rendimiento. Los sistemas de enseñanza de otros países son muy distintos, aquí por ejemplo hay mínimos de asistencia y evaluaciones, en otros lados pueden inscribir exámenes finales sin haber ido nunca a clases en todo el semestre. Se necesita una mayor madurez para manejar esas diferencias y aprovechar al máximo la oportunidad de estar en el extranjero y enriquecerse personalmente.
-¿Qué desafío tiene el área en el 2017?
– El desafío es continuar enviando estudiantes, subir los números de intercambios, tener acceso a mayor financiamiento, por lo pronto dentro del PMI que nos adjudicamos está la línea de internacionalización y definitivamente es una muy buena noticia. La primera barrera es el financiamiento y ya no va a ser tan inalcanzable. Las becas son muy buenas, pero escasas, los estudiantes de vocación de profesores que tuvieron puntaje igual a 720 tienen la beca de semestre en el extranjero y los alumnos de pedagogía de inglés también, la beca Santander ayuda harto, pero no cubre el 100%. Y la pregunta que uno se hace es: ¿Qué pasa con el resto de alumnos que también quiere ir?
-¿En las actuales generaciones está el espíritu casi natural de salir a estudiar afuera. Pasa eso en los hurtadianos?
-Sí, en estos últimos años he visto el posicionamiento del intercambio que genera una especie de sana competencia en las generaciones, porque saben que mientras mejor les vaya pueden adjudicarse una beca y perfilan la candidatura. Esas conversaciones se generan, y me encanta porque todo este trabajo tiene sus frutos: nuestros estudiantes cuando regresan sienten que el mundo es parte suyo.