Fernando López, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la UAH.
El académico Fernando López, de la Facultad de Economía y Negocios Universidad Alberto Hurtado – Georgetown University, presentó en un seminario realizado este martes 11 de octubre en la UAH, el estudio “Industria de AFP: ¿Cuánto gana y cuánto debería ganar?” que será publicado en la Revista de Análisis Económico (RAE) del mes de octubre.
El estudio demuestra con cifras reales lo que ya sospechaban tanto los expertos como la opinión pública: la excesiva ganancia de la industria de las AFPs en Chile. “La rentabilidad sobre patrimonio promedio de 25,4% alcanzado por las AFP en el periodo 2006-2015 fue 4,8 veces superior al 5,3% justificable por su exposición al riesgo de mercado. En términos monetarios, de los US$4.400 millones obtenidos por la industria en la última década, cerca de US$3.500 millones corresponderían a una ganancia “excesiva”.
“¿Por qué cuestionamos las ganancias sobre normales de las AFPs? Porque son la cara visible de un sistema que produce pensiones bajas… Las bajas pensiones están más relacionadas con nuestro débil sistema laboral que con la rentabilidad de las AFPs”… explica el autor de la investigación, aunque aclara que la principal razón de las bajas pensiones son los bajos sueldos y las lagunas de los cotizantes. Sin embargo, a su juicio, “La percepción ciudadana de que la industria de AFP genera ganancias excesivas alimenta el descontento social y afecta la legitimidad del sistema de pensiones”.
Entre las principales conclusiones de su estudio el académico explica que la magnitud de las ganancias alcanzadas por la industria de AFP tiene relación con la falta de un mercado competitivo. “Estas ganancias sobre normales no se explican por innovaciones en productos o servicios. En la práctica lo que ocurre es que hay un público cautivo que no está informado: afiliados pasivos, cautivos y poco informados”, señala.
Como ejemplo, en la investigación el doctor en Economía muestra que en el mes de septiembre de 2016, las cuatro AFPs más caras cobraban entre 3,1 y 3,8 veces más que la AFP más barata de la industria. Y según los indicadores esta diferencia de comisiones no se sustenta en la rentabilidad, ni en el índice de calidad de servicios. “En este contexto, una gran parte de los 7,6 millones de afiliados que a junio de 2016 estaban en las cuatro AFP más caras, se beneficiarían cambiándose a la AFP más barata. Además de aumentar su ingreso disponible, esta conducta promovería la competencia, reduciría las comisiones y las utilidades de las AFP más caras”.
Entre sus principales conclusiones el estudio plantea la necesidad de diseñar políticas que aumenten la competencia en la industria lo que favorecería una distribución más equitativa de las ganancias. El principal desafío de esta tarea es evitar que la búsqueda de una mayor equidad produzca distorsiones que perjudiquen a los afiliados, como la idea de que las AFP devuelvan las comisiones a sus afiliados en periodos cuando la rentabilidad de los fondos de pensiones sean negativas “Algunas reformas bien intencionadas podrían ser perjudiciales, por ejemplo, la idea de devolver las comisiones a los afiliados en periodos de rentabilidad negativa podría generar que las AFPs no invirtieran en acciones de riesgo lo que disminuiría las ganancias a largo plazo”.
Legitimidad social del sistema
Luego de la presentación del estudio, el Director del Centro de Ética y Reflexión Social de la UAH, Juan Ignacio Latorre, experto en Economía social, comentó la importancia de este tipo de estudios “Investigaciones de este tipo le ponen números a una demanda que está en la calle, esto contribuye a cumplir con el rol público que la universidad quiere tener en los problemas reales de la sociedad chilena…” expresó.
“Es una industria muy exitosa desde lo financiero, pero con un déficit de legitimidad social. Legitimidad cuestionada desde su origen, por su nacimiento en dictadura con un fundamento técnico y también ideológico que deja muy en claro su creador José Piñera en su libro el “El cascabel al gato”. Acá se impuso la lógica de la capitalización individual y es coherente con el tipo de sociedad que se implantó”, expuso Latorre.
Por último señaló que el descontento con el sistema es transversal y así lo ha comprobado en las marchas contra las AFPs. “Hay un temor legítimo al empobrecimiento de la gente. Personas de clase media emergente que al envejecer se vuelven vulnerables. A nuestro sistema de pensiones le falta seguridad social”, reflexionó al finalizar su intervención.