Con la presencia de los destacados académicos Jorge Costadoat (PUC), Juan Manuel Garrido (UAH), Hugo Herrera (UDP), Antonia Larraín (UAH), Elizabeth Lira (UAH), Valentina Pinto (UAH), Ernesto San Martín (PUCCh) y Ana María Stuven (UDP) se desarrolló el Seminario “Ideas para pensar la Universidad”, organizado por el Departamento de Filosofía de la UAH y el Centro Teológico Manuel Larraín.
En la actividad, los académicos abordaron el concepto de universidad desde una perspectiva social e histórica y reflexionaron sobre el rol de instituciones laicas y confesionales.
En su exposición, la historiadora Ana María Stuven, académica de la Universidad Diego Portales analizó el contexto histórico y social en que se creó la Universidad Católica de Chile. “La fundación de la UC: no fue sólo una respuesta educacional a la secularización, sino también una medida para resguardar el orden social, la supervivencia de la postura hegemónica de la élite conservadora y dar la batalla por el control público de la Iglesia y el control de la educación pública contra el Estado”, explicó.
Para la profesora Stuven el debate sobre libertad de enseñanza evidenció que esta se había tornado un bien ideológico, un arma conceptual en disputa entre católicos y laicos. “En la lucha por el espacio público es evidente que la Iglesia perdió en términos de su posibilidad de controlar el espacio público en como en el siglo XIX. En ese aspecto la Iglesia fue derrotada, lo cual corresponde si el estado no es confesional, mal puede serlo su política educacional. Al mismo tiempo la fundación y desarrollo creciente de la Universidad Católica han demostrado la vigencia de su capacidad de convocatoria a personas que se negaban a separar la religión de su participación en ese espacio…” .
Juan Manuel Garrido, académico y Director del Doctorado en Filosofía de la UAH, expuso sobre la idea filosófica de Universidad y el desarrollo de la Filosofía en las universidades. “La idea de universidad es básicamente un proyecto filosófico… Una universidad, con o sin departamento de Filosofía supone siempre la posibilidad de la Filosofía. Un Departamento de Filosofía debe involucrarse activamente en el resto del quehacer universitario no por vocación interdisciplinaria, si no porque su disciplina consiste en exponerse a lo real en todo el proceso de conocimiento y de creación”.
El académico también se refirió al espíritu crítico que supone el ámbito universitario y a las diversas interacciones que se desarrollan, más allá de lo puramente académico. “Quienes llegan a la universidad se encuentran de golpe con un mundo más ancho y más grande que el que conocían donde pueden renovar la pregunta acerca de sí mismos y acerca de la realidad que los rodea. Por mucho que los creadores de políticas públicas se esmeren en controlar los fines y medios de los estudios universitarios el derecho a la educación universitaria no sabría excluir la posibilidad de subversiva de cuestionar el sentido y la legitimidad de la vida social en su conjunto”, señaló.
El académico e investigador del Centro Teológico Manuel Larraín, Jorge Costadoat SJ reflexionó sobre el rol de las universidades católicas. “A esta altura de la historia el cristianismo necesita una universidad, pero no en sentido utilitario, sino que es inherente a la fe que esa fe esté ligada a la razón. Hay una compenetración entre fe y razón”, explicó.
En su presentación el sacerdote jesuita criticó que algunas autoridades o instituciones fundadoras pretendan coartar la autonomía de las universidades en lugar de apostar por ella. “La universidad está expuesta permanente a los distintos poderes económicos, políticos, religiosos, a la empresa privada, cuánta investigación es financiada por las empresas? Los distintos poderes que están menoscabando la autonomía de las universidades”.
Finalmente, se refirió a dos desaciertos frecuentes en las universidades católicas, que denominó como “herejías universitarias”: “Una primera herejía es el sectarismo hacia afuera: hay gente de primera y gente de segunda, los creyentes son de primera y los no creyentes son de segunda… en una universidad católica el creyente tendría que tener el mismo título de pertenencia que el no creyente, el mismo. La otra herejía es la irrelevancia, en la cual la denominación católica es simplemente nominal, donde la fe cristiana no incide en nada y cada uno hace lo que quiere y la fe no dialoga con la ciencia”.