Señor director:
Llegará a nuestro país un autobús que fomenta el desprecio por los seres humanos y vulnera el derecho más elemental que toda persona tiene: el derecho a ser quien uno es.
Nuestro país, tristemente, cuenta con las tasas más altas de suicidio adolescente (Encuesta de Todo Mejora, 2016) y gran parte del acoso que “nuestros niños” -como les gusta decir a los sectores que sostienen buses como éste- viven, se funda precisamente en ser diferentes. El autobús que pretende recorrer Santiago y Valparaíso esparciendo un mensaje de odio frente a la diferencia, gozará de un derecho que, a fuerza de muerte, le ha sido negado a miles de niños, niñas y adolescentes LGBTI: transitar libremente por la ciudad.
Como profesionales comprometidos con la justicia social, consideramos inaceptable la presencia de este autobús. La libertad de expresión se encuentra supeditada a la libertad que tiene cada persona de existir y a la responsabilidad que tenemos en una sociedad democrática de resguardar la seguridad y la inclusión de todos y todas, reconociendo, respetando, valorando y afirmando sus diferencias.
No podemos tolerar que estas situaciones, que reproducen la segregación, sigan ocurriendo.
Hacemos un llamado a las autoridades a pronunciarse en contra, pero más fuertemente llamamos a todos y todas a no permitir más este tipo de vulneración de derechos. Ser diferente no es, ni puede ser, un error que hay que arreglar. Ser diferente es un derecho y como tal, lo celebramos.
María Teresa Rojas
Beatriz Fernández
Carolina Stefoni
Pablo Salinas
María José Valdebenito
Equipo de investigación de Estudios sobre población LGTBI en escuelas, Universidad Alberto Hurtado