El trabajo que psicólogas y psicólogos han desarrollado en el contexto de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura cívico-militar chilena ha valido el reconocimiento de la comunidad de pares y de la sociedad tanto a nivel nacional como internacional, formando parte hoy de la historia reciente de nuestra disciplina y un legado para la formación de nuevas generaciones de profesionales y académicos.
En el contexto del trabajo clínico, dedicarse durante la dictadura a la atención de víctimas de violaciones a los DDHH implicó al menos dos rupturas: una epistemológica y otra metodológica. En el primer caso, implicó desafiar las compresiones psicologicistas que centran el análisis del daño y del sufrimiento en el individuo y su biografía.
En dicho contexto, éstos no podían explicarse sin atender al complejo escenario socio-político de los sujetos que demandaban atención. También, exigió romper con el tradicional setting, donde éste debía ajustarse a las condiciones de amenaza política del país, que no hacía distinciones entre pacientes y terapeutas.
En términos metodológicos, daño y sufrimiento, debían ser atendidos de manera interdisciplinar, por tanto el trabajo de reparación requería también de médicos, trabajadores sociales y abogados.
Por otra parte, en tiempos donde la urgencia era actuar, estos profesionales tuvieron una visión y vocación investigativa: fueron sistematizando, estudiando y escribiendo su experiencia, legando -a quienes venimos tras su senda- un aprendizaje y una nueva forma de hacer psicología. Una buena síntesis de este legado se puede hallar en el libro “Lecturas de psicología y política: Crisis política y daño psicológico”, recientemente re-editado por Elizabeth Lira y publicado por la Editorial de nuestra Universidad.
En el número 28 de este Psicología Hoy, presentamos tres artículos que muestran el trabajo de dos generaciones de psicólogas que se han ocupado de estos temas: dos de ellos escritos por quienes trabajaron durante la dictadura y lo hacen hasta el día de hoy y, uno, escrito por una psicóloga y académica que ha seguido por esta senda. El primer artículo titulado “Las fronteras de la psicoterapia y la reparación: algunas reflexiones”, nos presenta una perspectiva panorámica del trabajo en este contexto, escrito por Elizabeth Lira, cuyo nombre ha sido referencia obligada para
quienes estudiamos estas temáticas. El segundo, “Espacio terapéutico grupal en mujeres víctimas de la violencia sexual”, escrito por María Isabel Castillo y Margarita Díaz, académicas del Magíster de Trauma de nuestra Universidad, que han contribuido a la formación de clínicos en estas temáticas dada su vasta trayectoria en ILAS y en la atención a víctimas de violaciones a los DDHH, este artículo aborda el trabajo clínico desarrollado con mujeres que sufrieron una de las formas de tortura más compleja de abordar, que, a su vez, constituye uno de los símbolos de la
barbarie del terrorismo de Estado desplegado durante la dictadura y que por lo mismo, nos resulta importante de integrar en el análisis del daño y la reparación. Por último, está el artículo aportado por Ximena Faúndez, académica de la Universidad de Valparaíso, invitada de manera especial a este número, cuyo trabajo de investigación aborda una temática que hace visible la importancia de continuar trabajando y estudiando los efectos de
la dictadura en el presente: “Transmisión Transgeneracional del Trauma Psicosocial: Nietos de ex presos políticos de la dictadura cívico-militar chilena”.
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