María José Valdebenito, académica de la Facultad de Educación.
En el país hay 21,1% de jóvenes entre 18 y 24 años que “ni estudian ni trabajan”. Sobre esta realidad nacional reflexionó la académica de la Facultad de Educación UAH, María José Valdebenito, en una entrevista realizada en Radio Universo.
“La cifra de los ninis, que son jóvenes que no estudian ni trabajan y que tampoco se encuentran en un programa de capacitación o de formación para el trabajo, es una cifra que no ha variado respecto de 10 años atrás, uno podría decir que es una cifra que se mantiene relativamente estable y que en relación al resto de los países de Latinoamérica es exactamente igual.
Yo diría que lo más llamativo de estos resultados dice relación con la alta proporción de jóvenes que participa de la educación superior y que no tiene experiencias laborales, es decir, que no está participando en el mundo laboral…lo que sí es llamativo es que la tasa de participación en la educación superior es muy superior al resto de los países de Latinoamérica y muy cercana, incluso un poquitito más alta que el resto de los países de la OCDE. En ese contexto tenemos esa proporción de 20% de jóvenes que no estudia ni trabaja, pero tenemos un 50 % de jóvenes que está en la educación superior con aranceles muy altos.
Yo creo que lo que ocurre es que el peso se lo está llevando la familia. Las familias son las que están cubriendo, fundamentalmente, esta alta proporción de jóvenes que estudian en la educación superior y también estos jóvenes que no estudian ni trabajan. Lo más llamativo de estos resultados es la baja inserción laboral de los jóvenes. No tenemos tasas muy altas de desempleo, pero sí tenemos una inserción laboral mucho más tardía que el resto de los países en el mundo.
Yo diría que esto se debe a que, por una parte, los empleos a los que los jóvenes pueden acceder, si bien son formales, son de mayor precariedad, tienen menores ingresos, son empleos de menor temporalidad, más cortos, son empleos con contrato, pero que sin embargo tienen una temporalidad determinada. El apoyo para emprendimientos individuales a su vez no es muy extenso en el país.
Sobre cómo revertir esta situación, la académica UAH, señaló que es necesario acercar a los niños y jóvenes al mundo laboral y mejorar la oferta de empleos para este grupo etario. “Primero debería existir una mejor relación con el mundo laboral desde la temprana edad, o sea si uno va a la escuelas, solamente las escuelas técnicas son las únicas que tienen un vínculo con el mundo laboral. Los jóvenes hoy día a los 25 años muchos no han trabajado nunca. En la enseñanza media, incluso en los colegios no técnicos, debería existir una vinculación mucho más fuerte con el mercado productivo, mostrarle a los jóvenes lo que significa el valor del trabajo y desde las políticas de economía y trabajo potenciar mejores empleos, empleos de menor precariedad y también formación para el emprendimiento.
Respecto a la calidad de la educación en un país con los aranceles más altos de la región, la académica señaló “Lo que pasa en Chile es un fenómeno bien particular que no ocurre en otros países del mundo. Tenemos un mercado de educación superior muy extenso, con una oferta muy amplia y que muchas veces no está en sintonía con los requerimientos del mundo laboral y se ofrecen programas y universidades de disímil calidad. Lo que hay que hacer es poner mucha más regulaciones respecto de la calidad y de la oferta formativa. La pregunta es vamos a tener un 50% de jóvenes con certificación en educación superior, pero cuáles van a ser los empleos a los que van a acceder estos jóvenes, en el entendido que la calidad de la formación es muy disímil y el mercado laboral lo sabe”.