Con la asistencia de académicos, alumnos y jesuitas, se llevó a cabo este encuentro que tuvo como expositor al profesor Diego Molina, quien es Licenciado en Teología Clásica de la Universidad Complutense de Madrid, posee un Doctorado en Teología de la Universidad Sankt Georgen de Frankfurt/Main y actualmente es docente de la Universidad de Granada, donde imparte las clases de Eclesiología e Historia de la Teología.
En la conferencia, el académico español reflexionó sobre el hecho que, a pesar de tener caminos separados, los jesuitas y los protestantes estaban destinados a encontrarse en su camino. Durante su catedra habló sobre la figura del fundador de la Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola, quien construyó los cimientos de los pensamientos jesuitas. También recordó a Jerónimo Nadal como uno de las personas que ayudaron a Ignacio a promulgar la idea de la Compañía de Jesús por los lugares del mundo que en ese entonces más lo necesitaban como Alemania e India.
Tras realizar un recorrido sobre los inicios de la Compañía de Jesús, se abordó el pensamiento de Ignacio de Loyola y Lutero, describiendo su relación con la idea de la Reforma, “Lutero e Ignacio son dos reformadores. Sus reformas no son las primeras que se produjeron ni las últimas, sino que continuaron esfuerzos reformadores que se dieron desde el siglo XIV principalmente en Italia y España”, señaló el profesor Diego Molina, quien profundizando en esta idea explicó que para Ignacio la Reforma debía empezar por los jesuitas, ya que no debían sentirse ajenos a este tema, sino que debían involucrarse, y para eso la Compañía de Jesús debía ocupar la vía de la pobreza para llevarlo a cabo, rechazando una especie de divinidad eclesiástica. También agregó la idea de “Reforma de las personas, reforma desde abajo”, y de acuerdo a esto, señaló que: “Comienza con una búsqueda de la conversión personal, con una llamada a la responsabilidad personas, un avance espiritual”.
En la parte final de su exposición, Molina señaló que la Compañía de Jesús no aparece hoy como un baluarte anti protestante y que se debe seguir con los acentos que se ha subrayado por ambas tradiciones. “La Reforma de los miembros y valoración de la libertad humana de todos los Jesuitas y la Reforma estructural y valoración de la acción divina en mano de los luteranos no aparecen hoy como obstáculos insuperables sino como las dos caras necesarias de una misma realidad”. Y de acuerdo a esto, concluyó que: “Yo como soy jesuita claramente me gustaría que en ese crecimiento no dejáramos nosotros de subrayar y cultivar aquellas cosas que es lo que hemos hecho prácticamente nuestros cinco siglos de existencia”.
Al finalizar la exposición se realizó una ronda de preguntas entre las que destacó una sobre el significado de tener un Papa jesuita y la labor que está realizando: “Me parece que el Papa Francisco está llevando a cabo una reforma seria de la iglesia. Pero hay una dificultad en teología católica para hacer una reforma de la cabeza, que es esa idea que tenemos que el Papa está por encima del derecho eclesiástico porque todo lo que hace un Papa teóricamente el siguiente lo puede echar abajo”, concluyó.