Eduardo Silva S.J.
Rector UAH
Entrevista Rector Eduardo Silva S.J. El Mercurio 30/12/2017
Mientras en los patios de Almirante Barroso número 10 los jóvenes se acercan a los mesones de la Feria de la Postulación, en el segundo piso de la casona que alberga las oficinas centrales de la Universidad Alberto Hurtado, su rector, el sacerdote jesuita Eduardo Silva, reflexiona sobre el Chile y la Iglesia que recibirán al Papa Francisco, integrante también de la Compañía.
“Es alguien de nuestra tradición, bebemos del mismo pozo”, dice con algo de satisfacción, aunque advierte que los jesuitas “somos muy distintos unos de otros”.
-Se supone a él más conservador que los jesuitas chilenos, que son más progresistas…
Como arzobispo de Buenos Aires, él fue progresista. Su preocupación eran las poblaciones marginales del gran Buenos Aires, apoyó mucho a los curas villeros. En general, la Iglesia argentina es muy social, es peronista. Tienen un interés más social que en lo político y la Iglesia chilena es más política. El primer viaje que él hizo fue a Lampedusa, donde llegan los refugiados de África a Europa. Visita cárceles… Creo que está muy por delante de nosotros en materia social. Y, como se dice, “no se hacen tortillas sin quebrar huevos”; él ha quebrado muchos huevos. Lo más interesante es que ya no es la figura del Papa infalible, que habla siempre como en dogma. Él se equivoca, a veces dice tonteras como cualquier ser humano. Él se atreve.
-Para algunos llamó la atención el viaje del padre Fernando Montes al Vaticano, invitado por el gobierno de Chile. ¿Fue a hacer lobby previo a la visita?
La curia con que le tocó hablar a Fernando Montes conocía a Chile de memoria. Hace muy poco fue la visita Ad Limina, donde todos los obispos chilenos se reunieron con el Papa y ellos llegaron consoladísimos, contentos. Espero que la visita del Papa sea una especie de aire fresco, de aire vivo a una Iglesia que está desacreditada, golpeada, ensimismada. “Quienes apuntábamos con el dedo por las conductas sexuales de los chilenos teníamos tejado de vidrio”.
-En el año 87 había una efervescencia por la venida de Juan Pablo II que no se ve ahora. ¿Se debe a la situación política del país o al estado de la Iglesia Católica?
Juan Pablo visitó un país y una Iglesia totalmente distintos a los que visitará Francisco. En el 87, el país estaba saliendo del túnel de la dictadura hacia la democracia. Hoy estamos al descampado, en una suerte de tratar de apropiarnos de esta globalización del capital y del individualismo, intentando ver cómo transformamos el modelo de desarrollo. Es interesante que, mientras Fernando Atria dice que hay que transformar el modelo para suprimirlo, Harald Beyer dice que hay que transformar el modelo para consolidarlo. Pero lo que ambos quieren es transformar el modelo para hacerlo más humano, con mejores pensiones, con mejor educación, más igualdad, mejor salud.
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