María Elena Tobar, Magíster en Derechos Humanos y Democratización para América Latina y El Caribe de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina), Licenciada en Educación y Teóloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
María Elena Tobar, Magíster en Derechos Humanos y Democratización para América Latina y El Caribe de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina), Licenciada en Educación y Teóloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
De los ramos teológicos (OFT) que imparte el Centro Universitario Ignaciano y que son obligatorios para egresar de las carreras de pregrado de la Universidad Alberto Hurtado, los más demandados son: Teología y cosmovisión Mapuche y Experiencia Ignaciana: Español y cultura chilena para migrantes. ¿Por qué la experiencia de trabajar con migrantes tiene tanto apoyo de parte de nuestros estudiantes?
Conversamos con María Elena Tobar Santander, a cargo del ramo y quien actualiza semestre a semestre los contenidos y las dinámicas en terreno. La académica es Magíster en Derechos Humanos y Democratización para América Latina y El Caribe de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina), Licenciada en Educación y Teóloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ella la clave es comprender que los jóvenes quieren aportar y esta oportunidad entrega instancias de reflexión sobre qué sociedad queremos construir. En ese contexto, prepararlos, darles herramientas de contexto, de ética y de derechos es la misión formativa de la asignatura, explica.
En términos administrativos, este teológico tiene diez créditos y en lo práctico la experiencia es realizar clases de español a la comunidad migrante de Estación Central y en la Universidad Alberto Hurtado. “Es un curso profesionalizante porque se asume la responsabilidad de enseñar el castellano no siendo profesores. La tarea entonces es mayor, asumirse profesional y hacerlo con el compromiso de enfrentar los desafíos pedagógicos, los cruces culturales y pensar que no estamos haciendo una obra de caridad, sino que es un compromiso que responde a una necesidad de cortar brechas”, dice la académica.
El programa tiene como objetivo ser un espacio de reflexión – acción respecto a cómo aprenden español los adultos migrantes de nacionalidad haitiana que llegan a Santiago de Chile. Proceso que considera el aumento de la población que elige nuestro país como destino de acogida para la búsqueda de mayores o mejores oportunidades para desarrollar sus proyectos de vida. Frente a este desafío, el objetivo es entregar herramientas para que puedan incorporarse activamente a nuestra sociedad. “Entender su cultura, generar espacios de reflexión, conversar sobre prácticas antidiscriminación, visibilizar temáticas de respeto a la diversidad sexual y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, son todos enfoques que tenemos que enfrentar de la mejor manera posible, porque Chile no será un país muy avanzado, pero nos estamos haciendo cargo de los temas que nos explotan en la cara”, sentencia la académica.
Según María Elena Tobar estructurar el plan académico para el 2018 mantuvo el del ámbito teológico con materias sobre la teología latinoamericana de la liberación con autores como el filósofo y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, o el teólogo jesuita español John Sobrino y se sumó perspectiva de género e historia de Haití con la documentación de Jean Casimir, más un enfoque de derecho que incorporó lecturas del abogado Pablo Ceriani, Doctor en Derechos Humanos y Master en Migraciones Internacionales, y autores como Miguel Carbonell y Verónica Laundy.
Los alumnos que postulan deben inscribirse vía una papeleta, dar una entrevista personal donde un integrante del Centro Universitario Ignaciano evalúa las motivaciones y expectativas. Se beneficia si los jóvenes tienen o no experiencia social en terreno y si cumplen con los requisitos son bienvenidos.