Javiera Ballesteros tiene 25 años y estudió Pedagogía en Inglés en una escuela liderada por Mary Jane Abrahams, actual directora del Magíster en Enseñanza del Inglés como idioma extranjero en la UAH. Mary Jane fue su profesora guía en la tesis “Teaching strategies and effective instructions” y le enseñó que saber inglés es abrir el mundo a los niños y jóvenes de colegios con riesgo social. Espíritu que es parte de la formación profesional de quienes egresan de la UAH y que a Javiera le hace sentido porque es docente de un colegio ubicado en el sector sur de la capital, colindante a poblaciones complicadas como Clara Estrella, Santa Adriana, Santa Olga y la José María Caro.
Por qué la UAH
Parte de su decisión de estudiar pedagogía en la UAH fue por su padre, quien fue alumno de un Magíster en esta casa de estudios, pero además comparó mallas, evaluó el enfoque integrado de la carrera, más la opción de realizar prácticas desde el comienzo: “Estar en contacto con el mundo laboral desde primer año era una buena opción porque acerca a lo que me iba a dedicar el resto de mi vida”, comenta.
Fueron 6 años de estudios donde desarrolló su capacidad de liderazgo político en el grupo Genera Acción Universitaria y vivió un intercambio en Santa Clara University, Estados Unidos, institución que es parte de la red jesuita AUSJAL: “La motivación de salir fuera de Chile fue un estímulo de parte de los profesores. Estuve seis meses, y fue una muy buena experiencia académica, pero no fue fácil porque allá me di cuenta que no sabía inglés”, recuerda.
La dinámica con los académicos de la UAH es uno de los hitos que marcaron su formación. En ese sentido, destaca a Loreto Aliaga, coordinadora académica de ese tiempo, quien era muy amable y de “puertas abiertas” con los estudiantes. “Ambas salimos del mismo colegio y eso nos acercó porque hablábamos de nuestros profesores de enseñanza media”, recuerda. Destaca también a Claudio Jaramillo, Pablo Silva y José Collao quien falleció hace dos años y Javiera lo recuerda como un standarte de la carrera: “era cubano, riguroso y muy humano”, dice.
Actualmente esta joven profesional trabaja en el Centro Educacional Sagrado Corazón de Lo Espejo, es Jefa del Departamento de Inglés y además es profesora de enseñanza media. Estando en terreno cuenta que su aporte en este liceo fue quebrar un paradigma del profesor de inglés, ese que llega a la sala de clases con una radio y hace repetir el verbo TO BE. “Mis alumnos se quejan de que les enseñan los mismos contenidos todo el año, en cambio yo proyecto en el televisor, implementé el english day, les enseñé a presentarse y contar su rutina. Me conocen como la profesora de inglés disfrazada porque no les enseño el verbo to be”.
-¿Qué desafíos enfrentas a diario?-
– A mis alumnos les cuesta el inglés, las evaluaciones no son buenas, porque el currículum primero exige reflexionar, pero después exige rendimiento con el SIMCE y la PSU. Me da mucha pena que un alumno me diga que hará un trabajo sólo si tiene nota, porque eso es lo que estamos enseñando.
-¿Desde tu experiencia en qué te preparó mejor la Universidad Alberto Hurtado?-
– En la parte humana porque veo a mis colegas de la misma asignatura de otras universidades y no saben cómo lidiar con el contexto social. Los profesores no somos profesores solamente, en mi caso en este colegio soy un poco mamá y psicóloga, mis alumnos me cuentan lo que les pasa en sus casas, tengo una alumna que su mamá tiene reclusión domiciliaria y su papá está preso. ¿Quién puede estar en las reuniones por ella? Nadie. Tengo alumnas que han sido abusadas sexualmente, otros que me cuentan que tienen armas de fuego, el bullyng en la sala de clases es difícil. En la educación media hay que aguantar insultos, rabietas y como profesor no puedes responder. Estamos en una sociedad donde los apoderados critican nuestro rol, pero cuando se les pide apoyo no están presentes.
Javiera Ballesteros tiene el plan futuro de perfeccionarse fuera del país, paso que dará una vez que terminen de comprender in situ la realidad de la educación en Chile: “En la Universidad era una convencida que para hablar de pedagogía los profesores deben hacer clases en colegios vulnerables. Porque desde ese lugar, puedes opinar que es mala o que no funciona. En ese sentido estoy donde quise estar”, concluye.