El episodio de un alumno disparando a otro en un establecimiento educacional no deja indiferente a nadie. La escuela, uno de los lugares centrales del proceso de socialización y desarrollo de niños, niñas y adolescentes, debe ofrecer seguridad, confianza y un clima que favorezca una convivencia sana y armónica. Por eso, impacta y parece tan sensible para la humanidad actos de asesinatos como los que hemos visto en otros países de niños y adolescentes, producto de actos de violencia a través del uso de armas.
La pregunta es si la sociedad le debe traspasar la responsabilidad de regulación de uso de armas a la escuela, o más bien la responsabilidad de los docentes y establecimientos es trabajar en medidas de prevención de la violencia, medidas para enfrentar el bullying, acoso y/o abuso. Desde una perspectiva de transformación efectiva de la situación, pensamos que el rol de la escuela es la segunda: ya sea creando y formulando planes, programas e iniciativas para abordar la convivencia, la inclusión y la resolución pacífica de conflictos. Existe un largo desarrollo de iniciativas de mediación entre pares en alumnos pequeños, para desarrollar y potenciar liderazgos, integración y colaboración tempranamente en su experiencia de socialización. Por otra parte, las prácticas restaurativas en contextos escolares, desarrollan en las escuelas capacidades y estrategias para enfrentar como comunidad educativa el daño provocado por comportamientos que deterioranla convivencia entre sus miembros.
El revisar mochilas en un colegio puede constituir una medida que, a primera vista, puede aparecer plausible para enfrentar el temor fundado y la necesidad de control en los establecimientos educacionales. No obstante, con ello se estaría traspasando a las escuelas una labor que no le es propia. Se pueden establecer normas más rígidas de uso y control de armas a nivel nacional con instrumentos más efectivos y disuasivos en el objetivo deseado, más que transformar a la escuela en el espacio de control y no de prevención, donde aprendemos a resolver como sociedad nuestras diferencias, en definitiva a convivir juntos.
Rosa María Olave en conjunto con Gonzalo Frei
Programa Mediación y Resolución de Conflictos
Universidad Alberto Hurtado