“Suponer que van por caminos separados no es completamente correcto porque -pese a las señales que recibimos- en muchos lugares del mundo, ya sea por los requerimientos de la industria o ya sea por requerimientos de las propias humanidades y ciencias sociales, se están dando estos cruces específicos”.
A fines del siglo XX y a comienzos de este, no es inusual que haya propuestas de instruir en teoría de la computación a los filósofos para que puedan aproximarse a los científicos y a los tecnólogos. Roberto Rubio es enfático al señalar que “la tarea de las humanidades es estar ahí, en lo que pasa, y poder canalizar un diálogo para poder darse a entender. Si la filosofía, las humanidades y las ciencias sociales no son capaces de hacerse entender, se auto marginan”.
En ese contexto ¿cuáles son los desafíos de las humanidades en la actualidad?
“Unos de los desafíos para las humanidades en esta época hiper tecnologizada, consiste ante todo en reflexionar sobre sí mismas, volver la mirada sobre los últimos 100 o 150 años y analizar si en este tiempo han sabido o no estar ahí. La filosofía y las humanidades deben estar ahí, iluminando, dando claves, ofreciendo criterios que sean pertinentes. En el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI se observa una tensión al interior de la Filosofía y las Humanidades. Estas abordan una tarea de auto-análisis, para ver si no se hallan en una suerte de desfase. Hablando de la filosofía, hay signos de tal desfase en la manera como se siguen utilizando las herramientas conceptuales con que la filosofía opera y que provienen en gran medida del siglo XIX. Debemos preguntarnos si es pertinente seguir utilizándolas así hoy… Si hoy seguimos tratando de diagnosticar la época actual, pensar el presente e intervenir la actualidad con aquellas herramientas, sin una revisión crítica, tal tarea no será posible de cumplir”.
Otro de los desafíos de las humanidades, además de pensarse a sí mismas, es el de intervenir con relación a los desarrollos de la tecnología, con relación a los desarrollos de las maneras de comunicarse y en relación al desarrollo de la ciencia. “Las humanidades siempre han sido permeables a la actualidad científica y tecnológica, los grandes planteamientos filosóficos no se entienden sin tener en cuenta ese contexto tecnológico, es importante considerar que la tecnología es una dimensión de la vida cultural de cualquier época que analicemos, ella no nació en el siglo XX”.
¿Cuál es su opinión sobre el cambio curricular que reestablece como obligatoria la Filosofía en los últimos años escolares?
“Me da tranquilidad el hecho de que la filosofía tenga un lugar permanente dentro de la educación formal. Este hecho indica que hay una reflexión pertinente sobre el valor de la filosofía como una manera específica e insustituible de formar en actitudes, en habilidades cognitivas y también en ciertos contenidos específicos. Recordemos que la filosofía forma en valores tales como el diálogo, la reflexión crítica, la valoración de evidencias, y que nos provee de habilidades que parecen obvias, pero no lo son, como la destreza de atender al otro, de escuchar y también de hablar teniendo algo que decir. Además, en un mundo donde la moneda de cambio son las experiencias, que se producen y consumen a un ritmo frenético, la filosofía ayuda a las y los jóvenes a desarrollar un sentido más maduro de la propia experiencia, basado a la vez en la memoria personal y colectiva y en la capacidad de proyección y de auto anticipación.”.
CONSEJO DE CONICYT
Sobre su rol en el consejo del CONICYT señala que “es inédito que alguien de filosofía integre el Consejo. Habitualmente se dice que la Filosofía entrena para pensar lo general, lo universal, porque la mirada del filósofo se orienta hacia allá. Sin embargo, lo que generalmente no se observa es que la filosofía te forma para captar las diversidades, te da una sensibilidad para la diversidad: la diversidad de opinión, la diversidad de estilo, la diversidad de enfoque. Esa formación te vuelve hábil para enfocar lo general, pero a través del trabajo con las diferencias, las diversidades, las particularidades de los enfoques. Un filósofo está entrenado para sentarse a una mesa donde por definición se busca un diálogo, se busca un consenso, se busca el mejor argumento, pero a través de opiniones distintas, enfoques distintos, intereses distintos. Uno como filósofo no viene con una receta de lo general, al contrario, el filósofo sabe que el consenso es un camino que recorre la diversidad. En ese sentido veo mi posible aporte al consejo de CONICYT. Además, en las reuniones realizadas he advertido un excelente ambiente de diálogo respetuoso y de valoración de argumentos y evidencias, con lo cual me siento muy cómodo.”.
Este consejo de CONICYT es el último y es de transición, ya que gestionará, orientará y acompañará la transición hacia una nueva institución llamada Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, creada por la ley 21.105. Dicha ley creó también el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, actualmente en pleno proceso de instalación.