Cuando se le pide citar a un autor que lo interprete, nombra al austríaco Viktor Frankl y su frase: “El ser humano, puede dar sentido a su vida, para ello un factor esencial, es la decisión”. Es Felipe Hernández, oriundo de La Unión, Región de los Ríos, estudiante de quinto año de la carrera de Licenciatura en Filosofía de la UAH, que quiso contar su experiencia como coordinador general del Asean WEEK 2020, cumbre cultural y comercial que reunió en enero en nuestro país a líderes de Tailandia, Indonesia, Malasia, Vietnam, Singapur y Filipinas.
Según cuenta, este evento puso a prueba sus habilidades de liderazgo y coordinación. ¿Cómo llegó a participar? No fue de un día para otro, nace como resultado de una larga gestión de redes y contactos con autoridades claves en las políticas de desarrollo de su región y a la amistad con Conrad Madja, hijo de un ex embajador de la República de Indonesia en Chile, a quien conoció en una comunidad religiosa del Colegio del Verbo Divino y que también fue alumno de la UAH. Él lo insertó en el mundo diplomático y en actividades de intercambio educacional. “En el Asean Week aposté por ser un posibilitador de diálogos entre las diversas naciones”, dice.
Otras de las actividades que realizó mientras estudiaba fue ser voluntario en Desafío Levantemos Chile, creó la Fundación Opportunitas y Jóvenes Cambiando el Mundo y este año se sumó al gabinete de la I. Municipalidad de La Unión. En su pueblo, la pandemia del Covid-19 se vive todavía sin cuarentena, pero con problemas sociales. Entonces reunió recursos y distribuyó 1700 cajas de mercadería para apoyar a las familias. “La Unión no ha estado en cuarentena, pero los vecinos se ven afectados por los cordones sanitarios que impiden viajar a los lugares de distribución de alimentos”, explica.
Mientras da esta entrevista está en cuarentena preventiva por ser posible contacto estrecho con un caso positivo. “Son los riesgos que hay cuando asumes responsabilidades con la comunidad”, dice.
Esta crisis sanitaria lo interpela, y ha hecho revisar su propia historia, que no fue fácil, porque llegar del sur a Santiago fue un salto que lo abrumó. Aquí comparte su reflexión de las herramientas que le entregó su carrera y cómo piensa que viene el mundo post Covid-19.
-Luego de la experiencia multicultural en el evento Asean Weeek ¿Por qué dices que la filosofía facilita realizar este tipo de eventos?-
-La disciplina permite pensar el mundo desde una mirada sistemática, continua, crítica, pero sobretodo constructiva. A mí me entregó herramientas claras y concretas para generar diálogo, por eso un filósofo puede desenvolverse en labores interdisciplinarias, porque posibilita el encuentro y los acuerdos fecundos entre los grupos humanos más diversos.
-Has sido muy inquieto en la labor social, en generar tu propio polo de desarrollo y eres parte de una generación que le tocó vivir una crisis de salud que estremece. ¿Qué autor te ayuda a entender lo que sucede?-
-En estos tiempos de pandemia los clásicos leídos adquieren otro sabor, brotan flamantes y contemporáneos, con otros significados que reconfortan a quienes sufren. Uno de ellos es Séneca (Córdoba, 4 a.C.-Roma, 55 d.C.) que decía: «En la pérdida del amigo ni estén secos nuestros ojos, ni tampoco arroyen el suelo. Nadie está triste para sí solo. ¡Oh necedad infeliz! También el duelo tiene su vanidad. Esforcémonos para que el recuerdo de los seres que perdimos se nos vuelva apacible y alegre. Aquel que pensamos haber perdido, se nos adelantó. La memoria de nuestros amigos es agradable como las manzanas que tienen una sabrosa acedía» (Moderación en el duelo).
-¿Cómo crees que será el mundo después del coronavirus?-
-Nada será igual. Creo que producirá cambios profundos en los sistemas de salud, en la situación socioeconómica y en las relaciones personales. Será una oportunidad para replantear el mundo y nuestro propio actuar y reinventar lo que veníamos haciendo.
-¿Muchos plantean que los filósofos serán más necesarios que nunca, estás de acuerdo?-
-Es verdad. Los filósofos serán más necesarios que nunca porque viviremos en un momento que necesitará de pensadores que hagan más preguntas, que sugieran, especulen, contrasten, provoquen, influyan y sobretodo cuestionen. En la postpandemia será necesario también revisar las preguntas que fundan la filosofía, por ejemplo, la de Platón: ¿Cómo hacer del ser humano un ser feliz y virtuoso?
– Otro de los temas complejos es la muerte que se instala en nuestra sociedad a partir de una enfermedad mundial. ¿Cómo lo enfrenta una persona joven como tú?-
-No es una pregunta fácil, porque las enfermedades y la muerte son temas sensibles y misteriosos que muchas veces la sociedad nos presenta como un tabú y no hay capacidad en la razón humana para comprenderla. Mira, yo en Santiago viví en Macul, San Joaquín, Providencia, Santiago Centro y por varias semanas me interné en los barrios más populares. Y ahí la muerte se asume, porque no hay espacio para procesar el dolor porque la gente debe seguir subsistiendo. Siento que la muerte se debe asumir como una acción de gracias, donde se celebre la vida compartida y los aprendizajes.
-¿Cómo te ves de aquí a cinco años? ¿Dónde te gustaría estar?-
-Me gusta la buena política y creo que la filosofía puede hacer grandes transformaciones en el servicio público, quizás me veo siendo un filósofo al servicio del mundo. Tengo una consultora en temas internacionales y me gustaría dar continuidad al encuentro educacional, cultural y económico entre las naciones. Lo importante es formar equipos, y desde una mesa multidisciplinaria aportar a los nuevos intereses que el país tiene en materia de intercambio.
-Mientras estudiabas tenías que viajar constantemente al sur a ver a tu familia con el costo y el tiempo que eso implica y no fue fácil vivir en Santiago. Según tu experiencia: ¿Qué le dirías a los jóvenes que ingresaron este año a la Universidad en condiciones tan complejas?-
-Creo que entran en una época muy difícil, los escenarios no son fáciles, primero, la movilización social que partió en octubre puso en suspenso el inicio de clases de este año, luego una pandemia que afecta al mundo entero. ¡Para nada de fácil! Para nosotros que estamos ad-portas de terminar un proceso, imagino que dentro de los parámetros, es más fácil sobrellevar la exigencia académica y en ese sentido, solo compartir mi solidaridad y entendimiento con las propias frustraciones que viven, conozco casos de manera muy cercana, porque entrar a primer año de universidad es una aventura que hoy se ha visto fracasada. Pero a pesar de todo, los invitaría a no rendirse, a no optar por la deserción, a apoyarse de los centros de estudiantes, de los coordinadores académicos y de los profesores. Se entiende que la universidad implica muchas veces esforzarse dos o tres veces más de lo que estamos acostumbrados, pero no opten por dejar una hermosa Universidad que abre las puertas al pensamiento pluralista que nos permite construir un mundo más justo y solidario.