Fuente: eldinamo.cl
Claudia Garrido Carrasco, académica del Departamento de Trabajo Social.
Hace más de 1 año, en el marco de las manifestaciones de la revuelta popular, se produjo en el Portal La Dehesa (Lo Barnechea) el enfrentamiento entre dos Chiles: el de la élite y el del pueblo. “Ándate a tu población de mierda, roto conchetumadre”, picante, flaite, cuma y otros epítetos que recordaron las imágenes de los enfrentamientos de la década del setenta, retratados en la película Machuca de Andrés Wood. Lamentablemente, el clasismo en nuestro país no es un asunto extemporáneo; por el contrario, se imbrica estructuralmente desde su origen colonial (que distinguía a la oligarquía de los peones) hasta los modos de relaciones autoritarias y de subordinación mantenidas en la actualidad.
El reciente plebiscito del 25/O, que dirimió entre las opciones Rechazo o Apruebo respecto de la Constitución de 1980, arrojó como resultado en la Región Metropolitana, el triunfo del Rechazo en las comunas de Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea, al mismo tiempo que el Apruebo se impuso en Renca, Lo Espejo y La Pintana.
Esto no es casualidad, no sólo porque refleja dos concepciones opuestas del Chile que se desea construir, que por lo demás, es parte de la conflictividad ideológica propia de sociedades que aspiran a llamarse democráticas, sino porque evidencian el conflicto de clase entre ricos y pobres; a menos que se quiera pasar por alto el hecho de que los resultados se polaricen entre comunas con las más altas concentraciones de riqueza versus las de más alta concentración de pobreza…
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