Mariana Álvarez, Licenciada en Artes mención Cine por la Universidad Central de Venezuela y Magíster en Estudios de la Imagen de la UAH llegó a Chile sólo días antes de iniciar sus clases de postgrado. En esta vorágine de instalarse en un nuevo país y comenzar estudios de posgrado tuvo que pensar rápidamente qué investigar para su seminario de tesis. Para ella la experiencia de salir de su tierra natal fue clave para decidir el tema: analizar el fenómeno de la salida de venezolanos a países vecinos y cómo se registra esta partida en redes sociales.
“El contexto de la migración constituía gran parte de mi universo personal en ese momento (y todavía lo constituye). Durante el seminario de tesis pensé mucho tiempo en continuar mi investigación del pregrado sobre imágenes cinematográficas de poesía visual, pero la vorágine migratoria tenía tanta fuerza que escogí analizar las fotos que tomaban emigrantes venezolanos en el aeropuerto como forma de despedida”, señala.
Así nació su proyecto “Ritualizar el umbral: postfotografías de la diáspora venezolana” que analiza cientos de imágenes tomadas en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar que tienen como fondo la obra “Cromointerferencia de color aditivo” del artista venezolano Carlos Cruz-Diez. Quienes se registran lo hacen justo con los colores de esta obra y hacen circular las fotos en Instagram o Facebook generando interacciones muy específicas de los afectos, la familia, el país y la migración.
El ritual en la puerta de embarque
¿Y qué buscan cuando se sacan una selfie o hacen un clic de sus zapatos antes de embarcar? Tal y como se lee en el fragmento de la tesis: “Es una suerte de un límite entre dos territorios. Las fotos son parte y resultado del rito de separación que se da en ese umbral, los migrantes se despiden de sus familias y de su país sobre la obra “Cromointerferencia de color aditivo” del artista Carlos Cruz Diez que funciona como el escenario del paso material. Tomar la imagen conforma una práctica más grande que la del aeropuerto, la de la post-fotografía”.
-¿Cómo realizaste este trabajo?-
-Estas fotos siempre me han causado gran contradicción, honestamente, mi búsqueda principal era entender qué expresaban los venezolanos con esas fotografías y poco a poco fui vinculándome al fenómeno desde una perspectiva antropológica. Con ayuda de varios profesores (de dentro y fuera del Magíster) entendí este ritual de transición y a la obra que las protagoniza como una suerte de frontera, de un umbral.
Publicar más que hacer memoria es un hábito
Si bien la transición de convertirse en migrante se cumple en el momento de sellar el pasaporte o subirse al avión, el ritual de la foto como despedida culmina cuando se publica para sumarse a las otras que circulan en las redes.
-¿Esta práctica es para hacer memoria o es un hábito propio de registrar todo en las redes sociales?-
Según otro fragmento de la tesis, “el acto de compartir imágenes virtualmente constituye un hábito de aquellos que se relacionan con la fotografía digital como algo que trasciende al registro de la memoria. Como afirma Joan Fontcuberta: tomar y exhibir fotos hoy no tiene tanto que ver con almacenar recuerdos como con mostrar experiencias, estilos de vida, ideologías y afectividades”.
El lujo de sacarse una foto
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el 2020 la salida de venezolanos a países vecinos superaría los 6.5 millones de personas. En Chile residen aproximadamente 400.000, convirtiéndose en la primera comunidad extranjera latina, superando a los peruanos.
Para Mariana Álvarez, que también vivió este proceso, salir de su país ha significado una herida y a la vez una posibilidad: “El dolor y el entusiasmo son cosas inseparables en la experiencia migratoria”, dice.
-¿Antes de tomar el avión pensaste en sacarte la foto y publicarla? –
-Nunca pensé en sacarme la foto. Antes de mi emigración esas imágenes inundaban las redes y se habían convertido en el ícono de la diáspora y por alguna razón era algo de lo que no quería participar. Estando ahí, en el aeropuerto despidiéndome de mi familia y de la vida como la conocía, no encontré momento para la foto a pesar de que mi papá tomó algunas. En ese momento la salida estaba siendo tan masiva que muchos salían en viajes de ocho días por tierra cruzando Sudamérica en autobús, mientras otros lo hacían a pie, sin documentos y en manada. Dentro del descalabro que implica migrar, tomarse esa foto, pisar el aeropuerto y salir por avión es un lujo.
Mariana Álvarez estudió el Magíster en Estudios de la Imagen de la UAH, un programa que dura cuatro semestres y que interpela a académicos y estudiantes en cuestiones como: ¿Qué es una imagen? ¿Cómo nos afecta? ¿Cómo han sido producidas, utilizadas y comprendidas en la historia? ¿Cómo se relacionan con los nuevos medios y con la tecnología? ¿Cuáles son sus vínculos con el sentido, la verdad, la percepción y el pensamiento? ¿Cuáles son los desafíos que le plantean a disciplinas como la historia, la historia del arte, la filosofía o la literatura?