Somos Camila y Miguel Echeverría, hermanos y egresados de Educación Parvularia y Ciencia Política de la UAH…
¿Qué hicieron cuando egresaron de la Universidad?
Camila: Al egresar (2017) se me dio la posibilidad de postular al cargo de educadora en el mismo colegio en el que estaba realizando mi experiencia laboral. Recuerdo que fue un mes con muchas emociones encontradas ya que mientras terminaba mi tesis, estaba asistiendo a entrevistas del establecimiento y rogando quedar en él. Luego de tres semanas angustiantes, llaman a mi hogar un día antes de mi defensa de tesis. Mi padre emocionado me pasa el teléfono y me informan que había sido seleccionada para trabajar en el establecimiento. Recuerdo haber llorado de la emoción abrazada a mis padres, agradeciendo su esfuerzo diario y que hayan creído en mí.
Miguel: A días de egresar (2014) me confirmaron que seguiría trabajando, ahora contratado, en el equipo de Desarrollo Organizacional de la Tesorería General de la República. Lo primero que hice fue llamar a mis padres para agradecerles el enorme esfuerzo que tuvieron que realizar, como muchas familias chilenas para poder tener un hijo profesional. Continuaba mi participación política, militando como en mis años universitarios, y fui invitado a participar del Ministerio de Educación, durante las Reformas educacionales. Me alegró, tanto como la llamada a mis padres luego de egresado constatar que luego de mucho luchar en la Universidad Alberto Hurtado se matricularon estudiantes con gratuidad.
¿Cómo sienten que fue su paso por la UAH? ¿Recuerdan algo en especial?
Camila: La calidad docente no es novedad, pero sin duda agradezco la dedicación con que varios académicos prepararon sus clases, y el constante ímpetu por interesar a una nueva generación de estudiantes críticos… protegen mucho la vocación del estudiante. Tuve la posibilidad de ser testigo directo al ver crecer profesionalmente a mi hermano y eso me convenció de escoger esta universidad. Una vez siendo parte de esta comunidad, confirmé que la universidad y por supuesto mi carrera, afianzaba mucho con mi personalidad reflexiva y creativa que necesitaba seguir fomentando. Los y las docentes que pasaron por mi vida, lograron potenciar dichos aspectos, además de entregar la mayor cantidad de herramientas para formar en todos, profesionales críticos, competentes y con sentido social (…).
Miguel: Fue sumamente enriquecedor en la formación valórica, así como también en la capacidad de respuesta ante la alta intensidad de la vida profesional, lo que me permitió superar el trabajo bajo presión, liderar equipos complejos y las renovaciones técnicas. También destacaría la grata experiencia de los trabajos voluntarios por el terremoto del 2010 y las históricas movilizaciones del año 2011, que me llevaron a conocer a estudiantes de diferentes carreras, regiones y latitudes, haciéndome reflexionar sobre mi rol político, sin duda lo más especial que recuerdo fue el proceso revolucionario que se incubó en la UAH (…).
Creo que ese sentido solidario o revolucionario en una sociedad de mercado, era mayoritario en la Universidad Alberto Hurtado. Realmente muchos debían recurrir a inmensos esfuerzos debido a que eran madres, vivían lejos o debían trabajar para estudiar, y casi nadie era indiferente. Nos movíamos y parecimos entender que parte fundamental de toda ética era la empatía activa y ayudábamos sin pedir nada a cambio. Hasta que doliera.
¿Cuáles son las herramientas y/o saberes que los diferencian en el mundo laboral por el hecho de haber egresado de la UAH?
Camila: La frase misma “bienvenidos a pensar” lo dice, somos profesionales con un sello valioso que promueve el encuentro y la tolerancia con el otro, al formar personas reflexivas y con un sentido de crítica social que te diferencia de los demás. Haber salido de la UAH te empeña posteriormente a estar en permanente búsqueda de saberes, experiencias e investigaciones que te harán de ti, un mejor profesional (…).
Miguel: Sin lugar a dudas es la voluntad crítica que llevó a la institución a romper el paradigma de la educación de mercado, por su recorrido que va desde una Universidad privada – con fin público como diría el ex rector Montes -, para llegar al punto de ser reconocida como parte del Consejo de rectores, reconocida e integrada por las tradicionales en su mayoría estatales. Esa rebeldía, es un saber (…). El saber común que se creó en cada clase, en cada conversación sobre actualidad en el pasillo o en el patio, en las juntas para estudiar que revelaban que todos teníamos más o menos los mismos problemas. Enaltecería ese pensamiento crítico aplicado llamada rebeldía, expresado en la democratización de la Educación en Chile.
¿En qué se desempeñan profesionalmente hoy y cómo se proyectan en cinco más?
Camila: Sigo trabajando en el Colegio de los Sagrados Corazones de Providencia, como educadora de un pre kínder. He sido educadora guía de estudiantes de la UAH, como alguna vez lo fui, apoyando y compartiendo mi experiencia con las futuras profesionales (…). En cinco años más me veo en el área educativa, espero adquirir la mayor cantidad de experiencia en aula para seguir creciendo como educadora, así como también en asistir a capacitaciones para adquirir más herramientas. Buscaré especializarme en un área más psicológica y emocional para poder ayudar tanto a padres y madres en parentalidad positiva y en la entrega de herramientas para una crianza afectiva.
Miguel: Escribo, hago talleres de narrativa en la Librería Aldebarán de Ñuñoa y organizo eventos. También, soy CEO de una Revista de narrativa, llamada Montaje. Nos queremos sumar a los miles de medios de comunicación alternativos con un aporte centrado en la literatura, la no ficción, artículos políticos, cuentos y poesía. También buscaré especializarme con algún pos-grado de participación ciudadana, para implementar, ojalá, en zonas rurales. El futuro para los profesionales jóvenes no puede continuar cómodamente en Santiago, de lo contrario seremos cómplices de un desastre ambiental de proporciones. En cinco años espero continuar con el servicio público, pero en pos de defender su patrimonio natural y los derechos como la educación, que claro, está más asegurado en la capital.