En su Instagram @barbarasepulvedah tiene una campaña muy dialogante con la coyuntura, analiza los desaciertos del gobierno y se pregunta sobre las motivaciones de quienes defienden los bolsillos de los más ricos, de los cambios que demanda el nuevo sistema de pensiones para una vejez más justa, de la polémica por los anticonceptivos con receta y de su pasión en la defensa de los derechos de las mujeres que ha canalizado como fundadora de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile, Abofem y como directora ejecutiva del Observatorio contra el Acoso Callejero.
Conversamos con ella y le pedimos que nos resumiera qué propone para generar los cambios que Chile necesita y cómo su conexión con la docencia le aporta para enfrentar el debate público y una de las campañas más trascedentes del siglo.
-¿Cuándo y en qué circunstancia fue la primera vez que leyó el texto constitucional?-
-En el colegio, en enseñanza media tuve un electivo de educación cívica en el que nos hicieron leer algunos artículos en clases, también algunos del Código Civil sobre el matrimonio y las herencias. Mi primera incursión real en la Constitución fue ya en la universidad, en la cátedra de Derecho Constitucional.
-¿Cuál es el artículo que más le genera ruido?-
-Son varios, pero principalmente los artículos 19 y 20, sobre los derechos fundamentales y sobre la acción de protección. Siempre me ha impresionado lo débiles de algunos derechos en la consagración de la Constitución del ‘80, también lo sobreideologizados que están, la preponderancia grosera de la propiedad privada (en su contenido y protección) y de las libertades económicas por sobre los derechos sociales. No puedo dejar de mencionar el inciso final del artículo 19 número 24 que señala que los derechos de los particulares sobre las aguas otorgarán a sus titulares la propiedad sobre ellos. Un artículo que me parece profundamente antidemocrático es la prohibición de los dirigentes gremiales, sindicales y vecinales para ser candidatos y candidatas al Senado o a la Cámara de Diputados y Diputadas. Creo que deberían eliminarse todos los enclaves autoritarios que provienen del diseño constitucional de la dictadura y los que componen su techo ideológico. Es decir, el modelo limitado de democracia, la falta de derechos específicos y de derechos sociales robustos con sus garantías, el rol subsidiario del Estado, que el agua sea un bien privado y no se proteja eficazmente el medio ambiente, el hiperpresidencialismo, que las Fuerzas Armadas tengan rango constitucional, entre otros aspectos.
-¿Cómo debería ser la nueva Constitución?-
-Necesitamos una Constitución que pueda hacer posible un nuevo tipo de Estado, donde el bienestar y la dignidad humana estén en el centro, que permita un orden constitucional que se haga cargo de las injusticias, de los abusos y de las exclusiones de las mayorías. Nuestra propuesta es redactar cada uno de los aspectos de la constitución con perspectiva de género y de derechos humanos, desde la primera a la última página. Algunos de los contenidos pilares de nuestra campaña son el Estado social y democrático; los derechos sociales: salud, vivienda, trabajo, educación, y pensiones dignas; la redistribución del poder político mediante una democracia participativa, paritaria y descentralizada; la protección del medioambiente y de los animales; un estado plurinacional; y los derechos específicos de las mujeres, las diversidades sexuales, personas con discapacidad, adultas y adultos mayores, niñas, niños y adolescentes.
-¿Cómo piensa incorporar lo que propone en el texto constitucional?–
-Me parece que es necesario abandonar el rol subsidiario del Estado, para avanzar a un Estado social, democrático, paritario y plurinacional. Para lograr el goce efectivo de los derechos sociales debemos incorporar mecanismos para su exigibilidad, ya sean judiciales, legales, como constitucionales, pero también es clave que el Estado sea promotor y garante de esos derechos, que realice las acciones dirigidas a proveer el bienestar común. Incorporaría mandatos específicos a los poderes del Estado para el cumplimiento de las cláusulas y derechos en materia de género. Por supuesto, para todo esto, redistribuir el poder es fundamental, por eso proponemos la cláusula paritaria en el poder público como privado, los mecanismos de democracia directa, y una institucionalidad local y regional con mayores atribuciones.
-¿Cómo aporta su experiencia académica en su candidatura?-
-Como abogada constitucionalista y académica, pienso que puedo aportar a democratizar el conocimiento jurídico, poniendo a disposición de las personas las herramientas técnicas que nos permitirán contribuir colectivamente al proceso constituyente desde las bases sociales. Pero, principalmente, me siento parte de un movimiento gigante que está proponiendo la transformación más grande que haya tenido Chile. Hablamos de cambiar la Constitución no porque queramos pequeñas reformas: nos cansamos de la política tradicional, completamente elitista y masculinizada, nos cansamos de la exclusión, de la injusticia, de la desigualdad, de la discriminación.
También creo que es importante salir de la lógica de las candidaturas individuales. Acá no existen salvadores ni héroes de la política, el estallido social que dio origen a este proceso constituyente es de la ciudadanía, es del pueblo de Chile. Ahí están las demandas, ahí está el contenido.
Mi trabajo en Abofem también es un aporte. Las feministas somos un movimiento, pensamos en colectivo, tenemos nuestras diferencias, por supuesto, pero hacemos inteligencia colectiva. Lo que yo propongo es parte de un proyecto que representa una lucha histórica, de las feministas que nos precedieron y el que hemos construido con mis compañeras, las de Abofem, las de los cabildos, de los barrios, de las calles, de las ollas comunes, de las asambleas, y también desde la academia.
El programa completo de Bárbara Sepúlveda Hales se puede revisar en el link del Servel