Abrir una librería en tiempos de pandemia puede ser una locura. Pero si la venta se convierte en una experiencia cultural existen lugares que cumplen con esa norma. Es el caso de Espacio Público de Libros. Librería, un rincón urbano de Santiago que invita a los lectores a agendar una visita y a consultar por títulos con el compromiso de ser atendidos por un experto más cuando en plena cuarentena los chilenos piden que los atiendan de forma diferente. “El capital cultural de la lectura siempre se va a hacer más evidente en tiempos de adversidades; algunos salen a trotar por las mañanas, otros rezan o meditan desde sus dogmas y creencias legítimas y particulares, otros leemos”, comenta Darwin Caris.
“Todo en contra”
– ¿Cómo ha sido crear este espacio? –
-Primero que todo, decir que esta pequeña librería corresponde a la ejecución de un proyecto ganador del Fondo del libro y la lectura, convocatoria 2020 en línea Emprendimiento que otorgó fondos para emplazar la venta de libros en lugares no convencionales. Así y todo, por la situación de pandemia no pude comenzar a tiempo la instalación de la librería, tenía que hacerlo en marzo, pero recién pude partir ya instalado en septiembre. Fue todo en contra: la compra de libros, el armado de los muebles, trabajar las cotizaciones toda vía remota a través de mails y WhatsApp. Bien agotador todo, con mucho susto por la incertidumbre, pero con la convicción que cada etapa de los emprendimientos son montañas de obstáculos que hay que sortear, de otra manera…imposible.
Ahora, pese a que las incertidumbres continúan con estas nuevas cuarentenas, la experiencia ha sido maravillosa. Es muy gratificante trabajar con proveedores que permiten colocar en circulación autores y editoriales de calidad, cuestiones que me interesan mucho pues realizo una curatoría cuidada para tener buenas y bellas producciones editoriales.
“Intentamos darle valor al barrio, ir transformándolo en un polo cultural”
– ¿Qué hace diferente a Espacio Público de Libros del resto de las librerías? –
-Creo que la diferencia está en el tipo de oferta editorial que pongo a disposición: libros especializados en teoría crítica de las Ciencias Sociales, literatura y género. De a poco he ido trabajando en aumentar la colección de literatura chilena tanto en poesía como en narrativa, que me interesa sobremanera. Mi especialización de postgrado es en literatura latinoamericana, entonces intento tener a la venta material de interés para lectores exigentes. Otra cosa que distingue a Espacio Público de Libros es la ubicación. Me lo han hecho saber los clientes que han conocido el lugar donde me encuentro, una casona patrimonial de calle Zenteno, cerca del Parque Almagro. La idea es que en un contexto de “cierta normalidad” se puedan realizar encuentros, talleres, clubes de lectura. La capacidad instalada está, la situación sanitaria no, lamentablemente. Desde acá intentamos darle valor al barrio, ir transformándolo en un polo cultural junto a otros pequeñitos empresarios con los que estoy trabajando en red.
“El Magíster fue para mí una caja de herramientas”
– ¿Cómo tus estudios de Magíster impactan en este proyecto? –
-Siempre rescato el hecho que el Magíster fue para mí una caja de herramientas. No solo para los desempeños profesionales, también para la vida y eso se traduce en trabajar con constancia y disciplina.
Respecto al impacto en el proyecto de la librería se refleja en la focalización en ciertos tipos de libros, autores y temas. Literatura siempre, por supuesto, pero también teoría, historia, lecturas de género, todos temas y áreas que se conectan y que hacen posible las lecturas. Creo que ese es el mayor impacto del postgrado, la interconexión de las disciplinas, hermanar estéticas autorales, potenciar las narrativas que se escriben desde los bordes.
– ¿Cómo lo proyectas? –
– Uffff una de las cosas que saco en limpio “gracias” a este Covid-19 es mantener los pies en la tierra y no romantizar en demasía el discurso del emprendedor que sueña y sueña con proyecciones a mediano plazo. Claro que quiero seguir creciendo, ojalá aumentando el fondo editorial y, mediante eso y un trabajo ordenado y disciplinado, ver posibilidades de abrir otra tienda, en la medida que los contextos económicos lo permitan. Es muy importante para mí echar a andar este lugar como plataforma de mediación, léase con lanzamientos, conversatorios, clubes de lectura y talleres para la comunidad.
“Ninguna lectura es inocente”
– ¿Crees que el valor de la lectura se hace más evidente en este periodo de confinamiento y por qué? –
-La lectura siempre tiene un valor, con o sin confinamiento. El valor intrínseco de la lectura es esa posibilidad de entrar en un texto como parte dialogante, completar un poema o una novela desde tu lugar de enunciación. Ninguna lectura es inocente, siempre se hace desde los registros personales, ya sean sensoriales, académicos, de género. Hoy, todos quienes han redescubierto el valor de la lectura lo hacen porque tuvieron más tiempo, porque se dan ese tiempo y espacio para, quizás, descansar de la pantalla exigente del teletrabajo y, a través de un espacio de diálogo con el libro, conectar con distintas redes ya sean autores, temas y formas de narración.
El capital cultural de la lectura siempre se va a hacer más evidente en tiempos de adversidades; algunos salen a trotar por las mañanas, otros rezan o meditan desde sus dogmas y creencias legítimas y particulares, otros leemos para seguir acumulando un capital que no menoscaba, por el contrario, te hace mejor persona. Y ese sí es un valor, en estos días convulsos y epidémicos.
En Día del Libro que se celebra el 23 de abril, la invitación es a conocer Espacio Público de Libros. Librería, un lugar que hace sentir en su casa a los más exigentes lectores. Disponible en Instagram @espaciopublicodelibros