Una mujer mayor lidera un taller de macramé en Lo Hermida, comuna de Peñalolén. Se entrelaza con otras para forjar un espacio de fraternidad, mientras convive con restricciones pandémicas y roles culturales de género.
Esta es la historia del documental “Martita”, que se impuso en el Festival Internacional sobre Envejecimiento (FICE), que este año reunió cerca de 700 producciones de todo el mundo y donde un comité evaluador internacional revisó exhaustivamente todas las postulaciones. Su autor es el periodista UAH y documentalista Gonzalo Gómez, quien registró en 25 minutos cómo un grupo de adultas mayores deben cuidar a sus maridos, cercanos y familiares.
“Esta película se aleja de la mirada paternalista y más bien explora la motivación, sueños y anhelos de estas mujeres, entrando en una atmósfera que viven millones de ellas en el país, que a diario se pasean por los barrios con su carrito de la feria y que han sido invisibilizadas por la sociedad”, comenta el autor.
—Como egresado de Periodismo UAH, ¿qué herramientas te entregó tu formación académica para convertirte en documentalista?
En la UAH me inicié y embarqué en el mundo audiovisual. Fue ahí donde conocí sobre lenguaje narrativo audiovisual, pude experimentar con cámaras y conocer nuevas formas de comunicar. Estoy muy agradecido de que me abrieran la mente. Es más, incluso, mi tesis fue un documental sobre un grupo de niñas que vivía en una casa de acogida dependiente del SENAME.
—¿Cómo nace “Martita”?
“Martita” surge de la necesidad de visibilizar el envejecimiento femenino, sobre todo de mujeres mayores de barrio. Mujeres como mis abuelas, como mi madre o como mis vecinas. Mujeres que cargan con roles culturales y desigualdades desde la cuna, y que son naturalizadas por la sociedad. Este cortometraje lo desarrollé como parte del grado de Magíster en Cine Documental de la Universidad de Chile, acompañado por una investigación Fondecyt sobre envejecimiento. Gran parte del proceso de la investigación y rodaje se realizó en pandemia.
—¿A Martita la conocías de antes?
No, fue un proceso largo el de encontrar el perfil de “personaje” para retratar el punto de vista que deseaba desarrollar. Entrevisté a muchas mujeres mayores hasta llegar a Martita. Llegué a ella a través de un kinesiólogo amigo del CESFAM Padre Gerardo Whelan de Lo Hermida, a quien conocí trabajando para la Municipalidad de Peñalolén. Cuando recién me hablaron del taller de macramé que lideraba Martita, me hablaron de un lugar en el que pacientes del consultorio seguían su tratamiento para mejorar la motricidad de sus articulaciones. Pero, más allá de eso, me encontré con un espacio fortificado, fraterno, un espacio de aprendizaje, de contención, donde las mujeres mayores se acompañan, se aconsejan y recorren temáticas que les preocupan. Un espacio construido desde el cariño y empuje de estas mujeres, lo que se transformó en el motor narrativo y metafórico de la película.
—¿Qué significa este premio para ti?
Una felicidad enorme, especialmente porque “Martita” será vista por espectadores de distintas partes del mundo. Creo que como sociedad nos falta enaltecer lo cotidiano, especialmente de personas que son invisibilizadas y marginadas. Por eso, en este caso, la decisión fue indagar en las motivaciones, en los sueños, en las ganas de vivir de mujeres mayores de barrio. En cada uno de los barrios existen Martas. Martas tejedoras de redes, Martas que caminan con su carrito de feria a paso lento y firme, Martas que luchan, que viven, que cuidan. Como director quiero que el espectador identifique a sus Martas, que reflexione sobre su entorno, sobre el país que debemos ser.
—¿Qué dijo ella por este premio?
Martita y las otras participantes del taller de macramé están felices, emocionadas. Pronto tendremos un estreno, donde la idea es que vayan todos sus familiares y reciban el cariño que se merecen.
—¿Y qué viene ahora?
Este premio y todo este proceso con “Martita” es un impulso muy importante para mi carrera. Y ya estoy en la etapa de investigación de un nuevo documental que abordará la historia de una mujer mapuche lawentuchefe (conocedora de hierbas medicinales) que vive en la ciudad. También, en los próximos meses, realizaré un taller de cine para niños en Lo Hermida para que aprendan a construir sus propios cortometrajes.