Por Carmen Sepúlveda
Es la última estación de la investigación Ruinas Urbanas: Réplicas de memoria en ciudades latinoamericanas / Bogotá, Quito y Santiago que trabaja la antropóloga UAH Francisca Márquez desde 2018; trabajo que consistió en observar y registrar lo que crecía naturalmente alrededor de sitios patrimoniales. ¿Qué descubrió? La memoria de las plantas que, a pesar de toda adversidad, viven, se reproducen, florecen y son testigos y compañeras de la historia de estos lugares.
De este hallazgo surge una serie de preguntas vinculadas a la naturaleza: ¿Es maleza lo que surge entre los escombros? ¿Qué de belleza y paisaje aporta a la ciudad la vegetación que espontáneamente nace de la ruina? ¿Qué podemos leer de esa naturaleza que cubre la forma ruinosa? ¿Cómo se vale del fragmento, del escombro y del óxido la vegetación que de allí nace? ¿Cómo conviven en la ruina la vegetación ruderal y la vegetación domesticada por la mano de los jardineros?
Francisca Márquez, académica e investigadora Departamento de Antropología UAH.
Descifrar esta naturaleza exigió un trabajo de observación, de herborización y fotografía para descubrir aquella vegetación, explica Francisca Márquez.
La memoria de las plantas
Los Herbarios de la Memoria fue un proyecto del Fondo de Innovación y Creatividad en Investigación 2022, del área de posgrados de la Universidad Alberto Hurtado, que consistió en hacer una clasificación de la vegetación que aparecía en estos hábitats a partir de la investigación de Ruinas Urbanas. Así se hizo en las cinco ruinas que estudió: en la calle del Bronx ubicada en el corazón de Bogotá, en Colombia; en la Basílica de El Salvador, en el Patio 29, en la Villa San Luis, y en el Cerro Blanco, en Chile.
Todo este trabajo de registro gráfico y de nuevo conocimiento de las especies se complementó con un set de 4 tomos con los herbarios de cada ruina más cinco afiches.
La muestra se expuso en el Centro Cultural de España, en Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAH y ahora en la Universidad de San Martín, Buenos Aires, del 10 al 18 de diciembre.
En Santiago se entregó a la Biblioteca Nicómedes Guzmán de la I. Municipalidad de Santiago, que la exhibirá desde el 9 al 27 de enero de 2023. Finalmente, queda pendiente la entrega al Patio 29 y al futuro Museo de Villa San Luis de Las Condes.
“Lo que estamos haciendo, ahora que terminó la muestra, es entregar los registros a los habitantes de esos entornos”, señala Francisca Márquez. A fines de noviembre entregó uno al Jardín Infantil Adkintun, ubicado al pie del Cerro Blanco, y al dirigente que vive en la punta del cerro. “Fue muy emocionante”, aseguró.
El 6 de enero dará un taller con la botanista de la Universidad Central Margarita Reyes y la alumna de antropología Xiomara Obilinovic a los habitantes del entorno de la Basílica de El Salvador que tienen huertos comunitarios. Al final se hará la entrega de los herbarios a los familiares del Patio 29.
El paso a paso de una biblioteca de plantas
La arquitecta paisajista de la Universidad Central Margarita Reyes explica que un herbario es una colección de plantas debidamente deshidratadas, montadas en una cartulina gruesa o similar y correctamente identificadas y etiquetadas. En esencia es una biblioteca de plantas y de información botánica. Una de sus principales funciones es la de constituir un registro y evidencia material de la riqueza vegetal que existe en un lugar, por lo cual permite conocer las plantas de una zona o país a la vez que proporciona material comparativo para descubrir o confirmar la identidad de una especie. En el sitio https://ruinasurbanas.cl/margarita-reyes/ explica cómo se construyen y qué materiales se deben usar.