Fuente: www.fayewayer.cl
En los tiempos que corren, no hay mensaje más disruptivo que “No hay conexión a internet” o el interminable círculo, en todo tipo de pantallas, que orbita sobre su propio eje, haciéndonos creer que todo el planeta está a nuestro servicio y que tenemos todo el tiempo del mundo. Por muchos adornos y colores que contenga, dicha imagen, es de todas formas detestable.
Usted lo ha sufrido y ya no es aislado, sino recurrente. Las nuevas tecnologías de comunicaciones igual siguen la curva de saturación (introducción, expectativas, maduración, saturación).
Estamos colgando de un cable.
Cuando nuestra civilización pende literalmente de un “cable”, usted tiende a preguntarse: ¿Qué tan vulnerables y dependientes somos? Cuidado, no piense solo en redes sociales que, aunque usted sea la excepción, el 77% de los 14,5 millones de usuarios de internet en Chile son asiduos a ellas.
Reflexione, entonces, sobre nuestra dependencia y analice los servicios bancarios, conexión con servicios públicos y privados, universidades y centros educacionales, clínicas y centros de salud, plataformas de compras, mensajería en todas sus formas, ERP de sistemas informáticos distribuidos y un interminable etcétera que dependen de TCP/UDP-IP…
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