Fuente: La Tercera.com/paula
Pablo Astudillo, académico Facultad de Educación.
En enero del año pasado se estrenó en Netflix la serie británica Sex education. La primera escena parte así: un adolescente se despierta y antes de salir de su pieza toma una caja de pañuelos desechables, saca algunos, los unta con un gel lubricante y los deja entre las sábanas junto a una revista porno. Su intención es que cuando su madre —una terapeuta sexual que vive su sexualidad con una naturalidad pasmosa— lo encuentre sepa que él también se enfrenta al sexo de manera normal y que se masturba habitualmente, como cualquier chico de su edad. Pero la verdad tras esa escena es que este adolescente, que creció en un hogar rodeado de consoladores y charlas sobre sexo que escuchaba detrás de la puerta de la consulta, se siente presionado a ser una persona tan sexual como su madre y esa presión no le permite tener un orgasmo, masturbarse, ni menos tener sexo con alguna chica.
Aun así, entiende la teoría de los mecanismos sobre las relaciones sentimentales y sexuales, y los usa para montar una consulta de terapia sexual clandestina dentro del colegio. La serie explora la sexualidad adolescente sin tabúes y con ingenio y positividad, cuestión que ha sido alabada porque es precisamente en esa etapa de la vida que el sexo suele ser el eje central de las relaciones. Aquí se muestran las primeras experiencias con humor, entregando el mensaje de que el sexo es Un acto sano y divertido y que es normal que muchas veces —y sobre todo las primeras— no resulte como lo esperamos.
En Sex education todas las alumnas y alumnos tienen dudas, desde el más tímido al más popular, y se pone de manifiesto que muchas de esas dudas tienen que ver con que el despertar sexual suele estar contaminado por la pornografía y los idílicos revolcones de Hollywood, una noción muy alejada de la realidad.
Da cuenta de la relevancia de la educación sexual, pero de una educación que no solo enseñe a prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual, sino que también evite la visión sexista, discriminadora, heteronormativa e insistentemente masculina a la que estábamos acostumbrados en las clásicas series de sexo adolescente…
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