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La decana de la Facultad de Derecho UAH y directora del Núcleo Constitucional UAH, Miriam Henríquez, reflexiona en esta columna sobre la paridad en un nuevo proceso constituyente.
Fuente: La Tercera
Luego del triunfo del Rechazo se debate cómo debiera desarrollarse un nuevo proceso constituyente. Tras dos semanas de discusión de las fuerzas políticas con representación parlamentaria se vislumbran ciertos lineamientos. El primero, la necesidad y conveniencia de darle continuidad a un proceso que culmine con la aprobación de una nueva Constitución. El segundo, que el órgano constituyente sea elegido popularmente pero que sea distinto a la Convención Constitucional, principalmente en su composición y modalidad de trabajo. El tercero, que una comisión técnica o asesora –a la que han denominado “comisión de expertos”- apoye al órgano constituyente. El cuarto, que el procedimiento sea más acotado en su duración y que concluya con un referéndum con voto obligatorio.
Existe cierto consenso en que el futuro órgano constituyente sea paritario. No se advierte la misma disposición con respecto a los escaños reservados para pueblos originarios ni listas de independientes. Pero ¿qué significa paridad para los distintos actores de este nuevo proceso y cómo se alcanzaría? Es posible que algunos estén considerando la paridad únicamente en las candidaturas, es decir, listas encabezadas por mujeres, alternándose sucesivamente éstas con hombres; y no en el resultado. Hasta el momento solo se ha dicho que los constituyentes serían electos mediante listas cerradas y nacionales. Nada se ha señalado sobre la paridad de salida o sobre alguna medida que se oriente a un resultado equitativo de hombres y mujeres en la Convención…
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