El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) presentó el reporte mundial sobre el VIH 2019. Chile, es el país de América Latina con un mayor número de nuevos casos de VIH, con una tasa de aumento en el período 2010 – 2019 de un 34%.
En este último contexto, a lo largo de los últimos meses se ha hablado de la “Profilaxis pre Exposición”, más conocida como PrEP. Puede parecer una innovación, pero su uso en otros países no es nuevo y ha respondido a estrategias estatales integrales de abordaje de la problemática de transmisión del VIH. Por ejemplo, en Brasil desde hace varios años y frente al aumento de nuevos casos del virus se comenzó a entregar PrEP a personas que, por distintas vulnerabilidades e inequidades en acceso a información, preservativos y a la salud sexual, pertenecen a poblaciones claves: transgéneros, hombres que tienen sexos con hombres, usuarios de drogas inyectables y a personas que ejercen el comercio sexual. La Organización Panamericana de la Salud, destacó a este último país, indicando que ya en 2017 la entrega es masiva a los grupos anteriormente citados, y que además incluye la entrega de la Profilaxis Post Exposición o PEP, siendo uno de los países pioneros en el tema.
¿Pero por qué nos demoramos tanto en integrar estas tecnologías si ya desde el año 2010 comenzaron a aumentar los casos en nuestro país? Es sabido, que tales iniciativas además de medios económicos, requieren de voluntad política, y al parecer, la falta de voluntad política ha tenido sus consecuencias.
Ante la crisis que vive el país en materia de aumento de los casos de VIH, distintos debates acerca de la responsabilización (a migrantes, jóvenes, gobiernos anteriores, píldora del día después y las propias personas viviendo con VIH) del incremento de las cifras, han sido utilizados por parte de las autoridades públicas y de la sociedad civil, pero más allá de encontrar un “culpable”, el Estado ha tenido que comenzar a mirar qué se ha hecho en países vecinos para dar freno a esta crisis. Abiertamente sectores de derecha han reconocido la necesidad de una educación sexual temprana, pero también se han aumentado medidas como los operativos de test rápidos de detección en universidades, espacios públicos, entre otros, para pesquisar los nuevos casos.
Hoy, la crisis reconocida por organismos internacionales al parecer ha hecho reaccionar a nuestras autoridades a impulsar medidas en materia de salud sexual y reproductiva. El despertar, aunque tardío, evidentemente resulta importante y es uno de los logros que podemos destacar como ciudadanía. ¿Pero es realmente una revolución la PrEP y la PEP? La realidad es que la focalización al igual que en otros países también opera en Chile, concentrándose, en un público basto que cumpla con los requisitos de inclusión, pero que debe seguir un protocolo sin duda exigente y burocrático, que puede desincentivar a sus destinatarios: admisibilidad, chequeos previos y periódicos, espera y sometimiento a la disponibilidad de los medicamentos, por hacer un resumen rápido de las indicaciones ministeriales en un sistema de salud ya sobredemandado y cuya política no incluye presupuesto asociado a más profesionales. Lo anterior, no hace nada menos que fomentar la automedicación, el mercado negro y el abuso de los precios de venta en él.
Recordemos que ONUSIDA ha planteado como desafío de aquí al 2020, contar con el 90% de personas viviendo con VIH conozcan su estado serológico, 90% con acceso continuado a tratamientos antirretrovirales y 90% que reciban la terapia tengan supresión viral, para así volverse indetectables y con ello no transmitir el virus.
En Brasil, luego de diversas medidas, la tasa de transmisiones ha ido en descenso. ¿Cuál ha sido la clave?: la utilización de métodos de prevención combinados que por su puesto incluyen la Profilaxis pre Exposición y Post Exposición, simplificando el acceso a la población clave, e incluyendo para estas últimas a personas susceptibles de abuso sexual y a aquellas que practican Chemsex (uso de drogas recreativas para encuentros sexuales, acrónimo proveniente del inglés chemical sex).
Con todo, aún estamos lejos del país sudamericano pionero en materia de PrEP y PEP, pero también lejanos en capacidades de aplicar una estrategia de abordaje integral, en donde ya solo el uso y entrega masiva de preservativos en general sea solo un básico y mínimo, por supuesto esencial de la prevención tanto de VIH/ITs como de embarazos no deseados.
La PrEP es sólo una medida estratégica para evitar nuevos casos en poblaciones claves, es una parte de la compleja prevención combinada que debe apuntar a la Educación sexual Integral como estrategia de educación pública. Dentro de la anterior, no se debe abandonar la promoción del preservativo y su correcto uso, la diferenciación de prevención de embarazos y prevención de ITs, la importancia del autocuidado como eje de la prevención individual, dejando la idea romántica de la pareja única heterosexual. Finalmente, también es fundamental fomentar la no discriminación de la población que vive con VIH en Chile y el mundo a través de campañas que eliminen los estigmas y entreguen información relevante a poblaciones claras y no campañas pensadas como spots publicitarios desarrollados por privados sin sensibilidad con el tema.
Columna de opinión de Fabiola Miranda, académica de Trabajo Social UAH y Guillermo Sagredo, Licenciado en Ciencias Políticas y Administrativas U. Chile, Miembro CEVVIH y Fundación Chile Positivo.