Fuente: Eldesconcierto.cl
En una irrupción inesperada y conceptualmente sorprendente, el intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, nos ha ilustrado sobre un aspecto hasta ahora desconocido en la vasta literatura sobre el tema: los buses de la locomoción colectiva también tienen derechos humanos. Sí, ha leído bien. Más aún, a esto ha sumado otros planteamientos igualmente llamativos: 1) El transporte público constituye un derecho fundamental de las personas; 2) Quienes violan los derechos humanos son los delincuentes. Todo esto fue señalado por la autoridad a raíz de las manifestaciones de este jueves 10 de diciembre, en cuyo marco fueron quemados cuatro buses del Transantiago. Las declaraciones textuales están disponibles en distintos portales de noticias, por si aún no da crédito a lo que acaba de leer.
Ahora bien, antecedentes respecto de estas innovaciones jurídicas encontramos a partir del 18 de octubre, cuando no fueron pocos quienes alzaron la voz para defender a los pobres supermercados, tiendas del retail y comercio en general, que eran tratados como seres inertes a los cuales no cabían derechos algunos. En aquellos meses fuimos testigos de la vehemencia con que personeros de la derecha y del empresariado –o de la derecha empresarial, que vendría siendo lo mismo– se mostraban conmovidos ante los saqueos e incendios que afectaron a dichas entidades. Por cierto, se los veía mucho más conmocionados que frente a los cientos de mutilados oculares, torturados, mujeres y hombres vejados, o grandes masas de manifestantes gaseados, entre otros. Y con justa razón, pues, reconozcámoslo, esas son exageraciones que no pueden ser admitidas ni siquiera como agravantes. En definitiva, ¿por qué habría de ser más grave quemar a personas que a supermercados o a buses?…
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