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Ni asimilación ni lástima: reconocimiento y derechos para la comunidad haitiana en Chile

Apelando al llamado a una “nueva convivencia” que debería dar el Papa durante su estadía en Chile, y al mensaje del Padre Hurtado: “La solidaridad comienza donde termina la justicia”, Nicolás Rojas Pedemonte, Erick Lundy, y José Tomás Vicuña, hacen un llamado a “mirar a los migrantes con justicia”.

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En orden: Nicolás Rojas Pedemonte, Erick Lundy, y José Tomás Vicuña.

En orden: Nicolás Rojas Pedemonte, Erick Lundy, y José Tomás Vicuña.

En el marco de la visita del Papa Francisco, que lo tendrá del 15 al 18 de enero en nuestro país, Nicolás Rojas Pedemonte, investigador del Centro Vives – UAH, Erick Lundy, del Centro Universitario Ignaciano – UAH, y José Tomás Vicuña, del Servicio Jesuita a Migrantes, comentaron el reportaje de Canal 13 a señal abierta, Adiós Haití, de la periodista Sol Leyton. Apelando al llamado a una “nueva convivencia” que debería dar el Papa durante su estadía en Chile, y al mensaje del Padre Hurtado: “La solidaridad comienza donde termina la justicia”, los autores de esta columna de opinión hacen un llamado a “mirar a los migrantes con justicia”.

Esta semana un importante canal de televisión abierta emitió en horario prime un reportaje que enfatizaba un contexto de crisis humanitaria generalizada en Puerto Príncipe, con insalubridad y carencias materiales por toda la ciudad. Sumado a eso, la reportera junto a los camarógrafos, destacaban una y otra vez el shock que les provocaba estar allí y comparaban constantemente, la realidad chilena con la haitiana. Dos días antes de las emisiones, diversas organizaciones de migrantes haitianos condenaban la sinopsis o tráiler del reportaje, por tendencioso y mal intencionado. Acusaron que había en el programa una deliberada intención de desprestigiar a la comunidad haitiana y destacaron la necesidad de un periodismo responsable que no los estigmatizara, pues la realidad de sus vidas en Haití es diversa como heterogéneo también es Haití, y la propia capital.

La emisión posterior del programa confirmó que estos resquemores eran fundados. El malestar hoy es generalizado entre la comunidad haitiana, pero el reportaje tuvo en redes sociales dos recepciones principales entre los cibernautas (a veces una muestra tanto o más precisa que las propias encuestas sobre del clima cultural y político): por un lado, los xenófobos exaltaron su rechazo a la población haitiana, viendo allí barbarie y miseria, y acusaron al programa de ser pro-migrantes por promover la compasión y la acogida de esta población caribeña; y por otro, los sectores bien intencionados celebraron el programa por un aparente rol sensibilizador…

Leer columna completa en El Mostrador.

 

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