Fuente: Revista Mensaje
Los editores de la influyente revista Sociology of Religion, en el número de invierno de 2020, analizan el impacto del COVID-19 sobre la religión en un tiempo de distanciamiento social. Con esto, se examina el impacto sobre la vida religiosa y se proporciona una perspectiva adicional a los comentados efectos de salud pública, económicos, educativos, laborales, etc., que ha implicado la pandemia. En este sentido, hay que reconocer los efectos del COVID-19 en la vida religiosa y comunitaria de las parroquias e iglesias, ya que una dimensión esencial —la participación grupal en el culto y también la participación en las actividades culturales y/o sociales de las instituciones religiosas— se ha visto fuertemente afectada por el distanciamiento social que ha implicado la pandemia.
Se argumenta, de igual modo, que las instituciones religiosas han resuelto de alguna manera la necesidad de congregación mediante las tecnologías de la información, pero se espera como una consecuencia del distanciamiento el desarrollo de un nivel creciente de privatización en materia religiosa y también de secularización. Sin embargo, hay que señalar que esa puede ser la tendencia en el contexto norteamericano (donde se edita la revista), pero es más dificultoso que el COVID-19 pueda implicar una privatización y secularización de la vida religiosa en América Latina o en nuestro país. Afirmo esto, porque en América Latina la religiosidad contemporánea no se encuentra fragmentada en prácticas y percepciones individuales, como señala la antropóloga mexicana Renée de la Torre, sino en prácticas tradicionales, populares o grupales. Sin embargo, es necesario reconocer el efecto del distanciamiento social y los desafíos que este implica para la investigación empírica en materia religiosa; por ejemplo, hay que señalar que la obtención de datos cualitativos o las investigaciones de tipo etnográfico pueden tener más dificultades en el fieldwork en comparación a tiempos pre-pandemia.
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