Los resultados de la PSU arrojaron 199 puntajes nacionales en matemática y sólo dos en lenguaje. Considerando que estos puntajes se definen en base a la cantidad de respuestas correctas, y que ambas pruebas difieren de manera importante en la carga verbal de sus preguntas, lo que posiblemente observamos es una relación inversa entre la probabilidad de tener una gran cantidad de respuestas correctas en una prueba y la carga verbal de sus preguntas.
Una posible razón que explica esta asociación es la baja motivación lectora de nuestros estudiantes, especialmente hombres, evidenciada en los resultados de otras pruebas como el Simce (no es raro entonces que la representación de los hombres en los puntajes nacionales en lenguaje sea mucho menor que en matemática). Motivar la lectura desde edades tempranas es fundamental para que el puntaje PSU dependa menos del entrenamiento previo a la prueba (cosa que es más fácil en preguntas de tipo más directa, como aquellas con baja carga verbal), y que descanse más en las habilidades y capacidades generadas durante la vida escolar.
Formar docentes lectores, capaces de motivar la lectura es un gran desafío de las facultades de educación, sobretodo en esta era dominada por las nuevas tecnologías. Es importante además revisar la manera en que evaluamos las habilidades y competencias predictoras del éxito en la educación superior.
Transitar hacia una metodología más moderna, que permita calibrar mejor las preguntas en relación a su dificultad y probabilidad de responder acertadamente por azar o entrenamiento, mejorarán la validez, confiabilidad y comparabilidad de la PSU.
El Demre tiene toda la voluntad y capacidades técnicas como para hacerlo, y es algo en lo que la institucionalidad completa debe ponerse de acuerdo.
Carolina Flores C.
Decana Facultad de Educación UAH
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