Fuente: Ciper Chile
Los trastornos mentales en Chile arrojan cifras alarmantes. Diversos estudios muestran altas estadísticas al respecto entre la población, con la ansiedad y depresión como las de mayor índice, así como cifras considerables para consumo de alcohol y drogas. Estudios nacionales entre niños y adolescentes (2017) señalan una prevalencia de trastornos mentales del 38% (cuatro de cada diez).
La violencia intrafamiliar ha sido considerada una de las principales fuentes de trastornos mentales, y de acuerdo a cifras entregadas por UNICEF, un 71% de los niños, niñas y adolescentes (NNA) chilenos recibe algún tipo de violencia ejercida por alguno de sus cuidadores primarios. La evidencia muestra que los NNA que experimentan o son testigos de violencia, malos tratos o negligencia tienen dificultades para lograr los hitos del desarrollo esperados según su edad, así como un mayor riesgo de presentar trastornos conductuales, estrés postraumático, ansiedad y depresión. Lo anterior a partir del impacto negativo de la adversidad y el trauma en la capacidad de regulación emocional, en las relaciones interpersonales, la memoria y la tolerancia al estrés.
Se espera que producto de la pandemia y sus cuarentenas estos números aumenten. Así lo ha mostrado el «Termómetro de la Salud Mental en Chile», realizado por UC y ACHS en abril de este año. Éste indica que un 23,6% de los chilenos presenta sospechas o problemas de salud mental, y que el 45,9% evalúa que su estado de ánimo es peor o mucho peor que antes de la pandemia. Un artículo publicado en octubre en la prestigiosa revista Lancet estima que los trastornos depresivos han aumentado un 27,6%; y los de ansiedad, un 25,6%. Se realizó a partir del análisis de bases de datos de 204 países —incluidos los latinoamericanos—, comparando la prevalencia de éstos previo a la pandemia y lo que se espera posterior a esta, lo cual evidencia aún más la necesidad de hacerse cargo de quienes engrosan este segmento de la población…
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