Fuente: Le Monde Diplomatique
El 4 de septiembre de 1952, hace 70 años, las mujeres chilenas sufragaron por primera vez en una elección presidencial.
Este acontecimiento, hasta ese momento inédito en la historia de Chile, se produjo debido a los movimientos sociales de mujeres que incansablemente impulsaron su reconocimiento como ciudadanas y cuya constatación práctica era el derecho a manifestar su voluntad política a través del voto. De esta manera, “la demanda sufragista se articuló en múltiples, diversas e incluso, contradictoras estrategias. Tácticas que abarcaron desde la súplica a la exigencia, de la exigencia a la negociación con los poderes políticos, a través de la diversidad de partidos políticos existentes, se entrecruzaron en torno a la necesidad de reformulaciones sociales y jurídicas para obtener un mejoramiento en la condición de mujer” (1).
Así, los movimientos feministas de la época cuestionaron los predicamentos patriarcales y lucharon por ser consideradas como sujetas políticas que ejercían su derecho de participar de las decisiones del país. Pero, escuchar la voz de las mujeres y darles espacio socialmente era algo difícil de transar en el contexto social y político en ese momento. La recepción desde algunos sectores, explícita y cobijada bajo patrones moralmente naturalizados, trajo conflictos tanto en el ámbito público como privado, manifestaciones misóginas y polémicas desde los lugares sociales y políticos más conservadores. Así, “la búsqueda de soluciones a los problemas que provocaba el reconocimiento de las nuevas dimensiones políticas, económicas y sociales de la mujer se vio apoyada por una ideología nueva que, ya en 1880, se iba formando en Europa: el feminismo. Cuando lo conocieron las mentes despiertas que habitaban algunas de las zonas urbanas de crecimiento más rápido de América Latina, los orígenes y el significado del movimiento no estaban del todo claros”. (2)…
Fuente: Le Monde Diplomatique