Abordar de mejor forma la primera etapa de vida universitaria y potenciar su proceso de formación profesional es el objetivo del Programa de Tutorías que la Carrera de Pedagogía en Inglés implementa en alumnos de primer año, y que desde el 28 de marzo comenzó a trabajar con los 108 alumnos que ingresaron a la carrera en 2016.
“El ingreso a la universidad constituye un cambio importante en la vida de los jóvenes, se modifican sus rutinas, y aumentan los niveles de exigencia y responsabilidad”, explica Florencia Alonso, coordinadora del programa y gestora de esta iniciativa junto a Mary Jane Abrahams, directora del Departamento de Pedagogía en Inglés y Pablo Silva, director de la carrera. Este programa ya lleva 5 años de existencia y ha tenido una evaluación positiva, tanto de estudiantes como profesores. En los primeros días de clases, el programa da una bienvenida para apoyar a los nuevos alumnos en su proceso de inserción y luego, durante todo el año, se realizan reuniones grupales quincenales con tutores que supervisan y acompañan de cerca el desempeño académico. Además , se sostienen sesiones individuales para abordar temas específicos.
“El foco principal es desarrollar habilidades académicas y sociales, de autonomía y responsabilidad social”, comenta Florencia. La metodología principal son las reflexiones personales y grupales que han quedado plasmadas en un Manual para Tutores, en el que se detallan dinámicas y ejercicios para ayudar a los estudiantes y que puedan comprender su rol y responsabilidad.
Muchos de los alumnos que ingresan a la carrera se enfrentan con códigos, técnicas y otras herramientas que no desarrollaron sólidamente en su etapa escolar. En este sentido, las tutorías apoyan y permiten ayudar a los estudiantes para que saquen el máximo provecho de los cursos y tengan un buen desempeño académico. El programa está en permanente evaluación y los testimonios de profesores y estudiantes avalan su efectividad. “En este segundo semestre es más fácil notar el cambio de actitud hacia el ramo. Se demuestran más claros en lo que les corresponde, por ejemplo, incluso si no han cumplido con un trabajo o no ha resultado una nota que ellos esperan, reconocen que es su responsabilidad y no la del profesor, tal situación era muy poco frecuente a comienzos del semestre”, comenta un profesor de la carrera. “Una de las grandes fortalezas de las tutorías es que por medio de ellas nos hacen ver nuestras debilidades frente a lo académico y nos ayudan a tomar de mejor manera estas falencias, a trabajarlas y así sobreponerse a ellas. Por mi parte hubo un gran manejo frente a la frustración”, señala una estudiante de programas anteriores.
Además de potenciar el aspecto académico de los estudiantes, el programa de tutorías ha aportado al desarrollo de la autonomía, la responsabilidad y el autoanálisis. “Ha contribuido a instalar las bases para formar profesionales serios e íntegros, y también al logro de los Perfiles Intermedio y de Egreso de la carrera”, argumenta la coordinadora del programa.
“Es posible potenciar aún más sus aportes, revisando y nutriendo las nuevas versiones del programa a partir de lo recogido en experiencias anteriores. El desafío es seguir incorporando los aprendizajes y continuar con el compromiso de la universidad en la formación integral de sus estudiantes”, concluye.