¿Para qué sirve el diálogo? Esta es la gran pregunta que responde el Manual Nansen elaborado por el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo de Noruega y cuya traducción y publicación al español fue realizada por los académicos de la Universidad Alberto Hurtado, Rosa María Olave, Gonzalo Frei y Carlos Silva en colaboración con el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas y el apoyo del gobierno de Noruega.
El documento, ahora en versión en español, es producto de extensas conversaciones con miles de personas alrededor del mundo, quienes han participado en capacitaciones y cursos organizados por el Nansen Fredssenter. Así lo explicaron las autoridades durante la presentación, que se realizó vía streaming por UAH TVDigital y en la que estuvieron presentes Eduardo Silva SJ, rector de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Manuel Zolezzi, vicepresidente del Consejo de Rectores, Jostein Leiro, embajador de Noruega en nuestro país, Alfredo Zamudio, director Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Nicole Romo, directora Social Comunidad de Organizaciones Solidarias y Rosa María Olave, académica de la Facultad de Derecho de la UAH.
Según la presentadora, la periodista Pilar Egaña este material es una invitación a sumergirse en las herramientas para lograr la paz y aprender de técnicas de escucha activa que amplifican las capacidades en distintos sectores de la sociedad.
Para Eduardo Silva SJ, rector UAH en las sociedades así como en las personas “el conflicto es consustancial en la convivencia humana, pero al mismo tiempo la paz social requiere que seamos capaces de solucionarlos constructivamente”, sostuvo. En esta labor las universidades tienen un rol esencial para comprender la naturaleza del conflicto y brindar las herramientas útiles para lograr una transformación positiva de éstos. “Este material llega a nuestro país cuando los chilenos experimentamos tensiones, conflictos y cuando tenemos la sensación de que, a veces, sólo la violencia y el enojo es el camino”, concluyó.
La misión de reencontrar a la gente
El Centro Nansen toma su nombre inspirado en la acción humanitaria del noruego, expedicionario, científico, diplomático y gran humanista Fridtjof Nasen quien fue nombrado el primer Alto Comisionado para los Refugiados en 1921 cuando creó el pasaporte nazi salvando la vida de muchas personas. En su honor la organización promueve los derechos humanos y la capacitación y difusión basado en experiencias en terreno.
Según, el embajador de Noruega en Chile, Jostein Leiro desde el año 1994 la fundación realiza actividades en más de 20 países para cumplir la misión de construir un lugar donde las personas se reencuentren. “Tenemos mucha esperanza que este Manual sea de utilidad para el mundo hispano parlante”, señaló. Su mensaje fue esperanzador cuando dijo que gracias a este trabajo los chilenos tenemos la oportunidad de aprender a relacionarnos de manera distinta y a participar en diálogos edificantes que en la actualidad tienen la mayor urgencia.
En tanto, Juan Manuel Zolezzi, vicepresidente del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) se comprometió a generar la confianza cívica y de paz en la convivencia nacional a fin de alcanzar una democracia más justa. “Cada una de las 30 universidades del Consejo hará distribuir este Manual a toda su comunidad y realizaremos un periodo de reflexión”, concluyó.
Durante la presentación del documento, el director del Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, Alfredo Zamudio relató el contexto histórico en que esta organización se hizo presente a nivel mundial. Fue en 1994 casi al final de la guerra de Bosnia cuando surgió la idea extraña de proponer invitar a las personas de Sarajevo a Noruega y conversar de cómo sería el día después del ataque. “Esa pregunta inició un largo viaje de los Balcanes a Noruega y encontramos que había patrones que se repetían cuando la gente tiene mucho dolor y necesita decírselo al otro, para eso creamos esta pedagogía”.
Dialogar es ser valiente
Para Zamudio el problema del “diálogo” como concepto es que genera prejuicio y desconfianza porque mezcla negociación de las partes. Entonces ¿qué hay que hacer para asignarle un resignificado?
“Nosotros decimos que es una forma de comunicación que ofrece tiempo y espacio y una oportunidad de exponer distintas realidades y de construir desde las diferencias”, explica. Aunque desde el principio no se sepa el resultado, al crear confianza se empieza a conversar de lo que sucede y las asimetrías cambian.
“Cuando hay quiebres en una sociedad, unos tienen más poderes que otros y un diálogo es una conversación donde el para qué me sirve no está en la ecuación, sino que construye un espacio para aquellos que no tienen poder y puedan decir lo que quieran, al que tiene poder y eso requiere de mucha valentía”, declaró Zamudio.
¿Es lo mismo dialogar que debatir? Según el Manual y sus organizadores claramente no. Nicole Romo, directora Social Comunidad de Organizaciones Solidarias, describió dada su experiencia de aprendizaje la metodología permite salir de la conversación de oposición de posturas y construir un contexto donde se aprende a escuchar y a valorar el silencio.
Por último, para la académica de la UAH, Rosa María Olave quien estuvo a la cabeza de un equipo que tradujo el material contó que fue un desafío junto a un trabajo riguroso y largo porque se tuvo que conocer en detalle cada idea y adecuar muy bien el lenguaje porque el inglés no siempre calza con el español: “Quisiera destacar que el Manual es muy pedagógico, muy práctico y concreto en la serie de herramientas para prevenir, contener y desencadenar conflictos. Es un material que invita a desaprender lo que hemos aprendido y reaprender y eso se hace a través de la práctica”, dijo.
El documento que está disponible de forma gratuita y está diseñado para ser utilizado por distintos grupos y contextos, en ese sentido es muy democrático, y las autoridades se comprometieron a implementarlo de manera constructiva en la comunidad estudiantil que presentan conflictos derivados de una sociedad en crisis.
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