Cuando Pamela Chávez cursaba su pregrado en Acuicultura poco se estudiaban los microorganismos en nuestro país, así que decidió hacer su tesis sobre microbiología. Como no había especialistas en el tema y tampoco se monitoreaban las bacterias, ella fue la primera en emplear microorganismos biológicos aplicados a la industria. Con la biotecnología fue capaz de reemplazar procesos químicos, haciéndolos más sostenibles y amigables con el medio ambiente.
«Es muy interesante el mundo que estamos enfrentando hoy, porque tiene como desafío el cambio climático, la sostenibilidad, la economía circular», dice. Por eso mismo, su idea de la ingeniería escapa de lo convencional e incorpora otras miradas. Una de ellas es la biotecnología, otra es la avalancha tecnológica y sus constantes cambios: «Esta nueva oferta está enfocada en la resolución de problemas y propone nuevas soluciones de monitoreo, control, sensorización, y además incorpora el proceso de transformación digital».
—¿Por qué elegir estudiar Ingeniería en la Universidad Alberto Hurtado?
—Porque formaremos personas fundamentalmente integradas desde lo social, con habilidades humanistas, poco convencionales en el rubro, que les permitirán insertarse en equipos multidisciplinarios para abordar soluciones a problemas complejos. Serán profesionales que considerarán que las soluciones que implementan estarán basadas en una buena relación con la comunidad a la que impactan. Esta malla se hace cargo de las realidades de las personas de nuestra sociedad y de la juventud, que es distinta de la juventud de hace una década.
En efecto, la malla será flexible y tendrá un plan común de bachillerato desde el cual se podrá optar entre Ingeniería Civil Industrial e Ingeniería Civil en Informática, con salidas intermedias cada dos años, comenzando por un Bachiller que permitirá a los alumnos insertarse tempranamente en el mundo laboral, para posteriormente titularse de pregrado; magíster y doctorado, este último basado en investigación y trabajo de campo. Fue ella misma quien detectó que en el mercado no existe otra universidad que ofrezca un programa similar. «Me dije aquí es la oportunidad de hacerlo. La UAH me permitió pensar en grande, así que eso estamos haciendo».
«Este programa se diferenciará de otros porque irá en línea con las necesidades que tendrá el país a futuro. Por ejemplo, Chile va a necesitar 80 mil nuevos programadores. Y una persona que haga un bachillerato en nuestra universidad en solo dos años va a tener la capacidad de salir a programar. A su vez, tendrá la posibilidad de volver en búsqueda de nuevas herramientas y continuar con su especialización en Ingeniería Civil en Informática. Estos estudiantes, cuando se titulen, ya estarán insertos en la industria. No habrán tenido que esperar 5 años para especializarse en sostenibilidad, sensorización, robótica. Por lo mismo serán muy codiciados: no saldrán a aprender, sino que llegarán con la experiencia de haber trabajado y desarrollado habilidades en el campo laboral», asegura la decana Pamela Chávez.
«Por otro lado, Ingeniería Civil Industrial tendrá una fuerte especialización en transformación digital. Sabrán cómo serán las industrias del mañana, cómo se van a comunicar, cómo será la interacción con las máquinas y con los centros de control, que estarán cada vez más a distancia. Y cuando gran parte de la productividad se mida a través de la data sabrán cómo administrar esa data. Serán profesionales con un currículum del mañana».
Dada su naturaleza, este plan contempla alianzas tanto con otras universidades como con empresas para utilizar la infraestructura existente e insertar desde un comienzo a los alumnos al entorno en el que se desplegarán como profesionales. Asimismo, la decana Pamela Chávez busca atraer a las mujeres que deseen formarse en el área de las ciencias y la ingeniería: «Muchas de nosotras debemos compatibilizar responsabilidades para poder estudiar porque cumplimos diferentes roles en la sociedad. Interrumpir nuestra carrera no debe ser un castigo, sino al revés: si las alumnas tienen algún impedimento, deben saber que acá podrán volver a un entorno seguro, a seguir con su formación y especialización».
«El mundo de la sostenibilidad es muy de las mujeres, de lo que hacemos, de lo que nos preocupa. Por eso hemos organizado un consejo consultivo liderado por mujeres, a través del cual consensuamos las relaciones y alianzas con empresas y con la industria en general. Queremos ser pioneros en eso: en colaborar con la industria para alcanzar sus metas a través de soluciones aplicadas, sin perder de vista las comunidades, la ética, el entorno, la sostenibilidad».
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