En un mundo cada vez más globalizado lo que sucede a miles de kilómetros impacta a otros tantos, independiente del nivel social o económico, de ahí los esfuerzos de las naciones en ampliar la comprensión del capital humano. Con estas palabras la becaria Jercia Leandra Júlio, 33 años, oriunda de Angola y Magíster en Ética Social y Desarrollo Humano de la Universidad Alberto Hurtado, resume lo importante que fue estudiar en Chile un postgrado como parte del programa de becas que entrega el Estado para sumarse al análisis de desarrollo de las naciones.
Como becaria y estudiante de postgrado de la UAH, analiza que la colaboración internacional es necesaria para atingir los objetivos que los Estados se proponen y poder responder a los desafíos políticos, económicos, sociales y culturales que desestabilizan, no solamente a un país, sino una región.
Jercia hace este análisis luego de participar en el encuentro anual de becarios de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), donde la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, destacó a la institución y la importancia que tiene en la integración Sur-Sur.
La AGCID, a través de su Departamento de Formación y Becas, y en alianza con instituciones de educación superior chilenas, administra y ejecuta un Programa de Becas para profesionales de Latinoamérica, el Caribe, y ahora África. Producto de este trabajo, se han entregado a lo largo de los 25 años de vida de la organización, 1.200 becas de magíster, 90 cursos internacionales, con cerca de 4 mil profesionales y directivos públicos que apoyan las áreas programáticas de cooperación que desarrolla Chile en distintos países.
Integrar a los pueblos y producir conocimiento es el objetivo de esta beca en cada uno de los becarios y, en especial para Jercia Julio, que es oriunda de un país donde la mitad de la población vive bajo la pobreza. ¿Por qué eligió la Universidad Alberto Hurtado para estudiar su postgrado?
Su historia se resume en que en octubre de 2014, tuvo la oportunidad de venir a Chile por una invitación de la Cancillería para participar en el Curso Internacional de la Academia Diplomática Andrés Bello. Estuvo dos meses y, según sus palabras, “se enamoró del país”. De regreso a Angola tuvo la certeza que volvería, pero no tenía idea de cómo, ni cuándo. Hasta que en el 2015 recibió la información de que la Agencia de Cooperación Internacional, a través del programa de becas República de Chile, ofreció la Beca Nelson Mandela, direccionada a estudiantes de tres países africanos: Angola, Mozambique y South África. Si bien, en principio, no pensó en postular, su marido y una amiga la incentivaron, y lo hizo. “Postulé a cuatro universidades chilenas y entre ellas la Universidad Alberto Hurtado”, que la eligió para realizar estudios de Magíster en Ética Social y Desarrollo Humano en la UAH. Parte de su experiencia fue decodificar nuevas costumbres y profundizar en la diversidad de las personas:
-¿Cómo fue la experiencia de estudiar en Sudamerica?
-Ha sido una experiencia maravillosa y muy gratificante, he tenido la oportunidad de conocer el país, su gastronomía y su gente. He podido conversar con expertos en varias materias que nos ayudan a profundizar aún más nuestros conocimientos, adquirir nuevas herramientas para desarrollar en mi país, y construir nuevos conceptos de desarrollo humano que están en constante “mutación”. Hoy más que nunca no existen certezas; lo que hoy es, mañana ya no existe.
-¿Cómo ves el desafío de la colaboración de los pueblos cuando vemos tanta violencia y discriminación?
– Cada país es un actor indispensable para intervenir ante la violencia que en los últimos años ha atingido la escala global. La colaboración es necesaria para atingir los objetivos que los Estados se proponen y responder a los desafíos de varias índoles (políticos, económicos, sociales y culturales) que desestabilizan, no solamente a un país, sino a una región (incluso, varias regiones son afectadas por un mismo fenómeno).
-¿Qué planes tienes una vez que regreses a Angola?
-De vuelta a mi país me gustaría trabajar en alguna organización regional donde pueda poner en práctica las herramientas adquiridas en Chile y ayudar a familias en riesgos. En Angola más de la mitad de la población vive bajo la pobreza, a pesar de ser un país rico en minerales, ha desarrollado su industria, figura en el cuadro del índice de desarrollo humano en el puesto 149 de la clasificación de IDH.
El aporte de los extranjeros que vienen a perfeccionarse en Programas de conocimiento avanzado en nuestro país tienen el valor de transforman las relaciones internacionales en relaciones humanas que es la forma esencial de crear y construir hermandad entre nuestros pueblos y proyectar un futuro de generosidad en beneficio del ser humano. Así también lo destacó la presidenta Michelle Bachelet: “Ustedes son el rostro concreto de los esfuerzos de desarrollo, porque se capacitan para trabajar con mejores herramientas para la inclusión y por mayores oportunidades para los habitantes de cada una de nuestras naciones”, concluyó.