Juan Eduardo García-Huidobro es un reconocido experto en educación. Es Doctor en Filosofía y en Educación de la Universidad Católica de Lovaina. Fue director del Centro de Investigación y Desarrollo de la educación (CIDE) y Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado. Ha desempeñado diversos cargos en el Ministerio de Educación. En 2006 fue Presidente del Consejo Asesor Presidencial para la Educación y actualmente es Jefe de la División de Educación General del Ministerio de Educación.
Levantó tempranamente una discusión crítica respecto de la desigualdad y la segmentación en el sistema escolar y destacó la importancia de la educación pública. Desde la sala de clases, la academia y el servicio público ha contribuido a pensar y constituir un modelo educativo más democrático, inclusivo y justo para el país.
Su trayectoria está ligada a la Universidad Alberto Hurtado y se remonta al Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE), uno de los centros a partir de los cuales se funda la universidad. Su ingreso formal a la universidad fue en el año 2001 cuando formó la carrera de Educación Básica, la primera carrera del área de Educación y que posteriormente dio lugar a la actual Facultad de Educación de la UAH, de la que fue decano hasta 2011.
En el marco de la conmemoración de los 20 años de la Universidad Alberto Hurtado, García-Huidobro será nombrado Profesor Emérito de la Universidad en reconocimiento de su aporte académico a nuestra institución y a la educación del país. El próximo 12 de abril, en la inauguración del año académico dictará la lección inaugural “Educación y Democracia: lenta construcción desde la Independencia a la actualidad”.
-¿Cómo recibió la noticia?
El Rector Eduardo Silva SJ me llamó por teléfono y posteriormente nos reunimos personalmente. No me lo esperaba y no tenía conciencia de que esta categoría seguía activa luego de los anteriores nombramientos del P. Gonzalo Arroyo SJ cuando dejó de ser Vicerrector y de Jorge Larraín cuando dejó la Prorrectoría.
Es un honor que agradezco y que me mantiene con la posibilidad de mantener una vida académica después de mi jubilación, que claramente será después de este periodo de gobierno. Actualmente me mantengo ligado a la UAH solo a través de la conducción de una tesis del Doctorado en Educación.
-¿Cómo ha sido su trayectoria en la Universidad?
Es una experiencia de construcción en la cual se ha hecho una tarea bonita y de calidad, muchas veces con pocos recursos. Se han logrado cosas y hoy la Universidad está bien posicionada en Educación, tiene un doctorado, buenos magísteres acreditados, tiene todas sus carreras acreditadas. Ha sido un buen trabajo.
Hice clases tanto en pregrado como en postgrado, fui investigador y también he desempeñado cargos administrativos. Dirigí el Departamento de Educación, después la Facultad y luego el Departamento de Política Educativa. Prácticamente desde que inicié mi vida profesional en los años 60’ siempre he escrito e investigado. Incluso cuando trabajé en el Estado mantuve alguna producción académica.
-¿Por dónde partir para mejorar la educación chilena?
Creo que la formación de profesores tiene que tener una renovación importante. Si nosotros queremos que los niños, las niñas y los jóvenes de hoy tengan una educación acorde a los enormes cambios culturales que estamos viviendo, que repensar muy profundamente la formación de profesores. Por ejemplo, hoy claramente el tema de la educación a distancia es algo habitual, es probable que a muchos de los actuales estudiantes de pedagogía y futuros profesores les va a tocar trabajar en ese ámbito, ellos deberían tener al menos 2 veces al año cursos virtuales que les enseñen no en teoría, sino de modo vivo esta nueva educación. Tenemos que quebrar esta enseñanza frontal de un profesor activo y un grupo que escucha, y muchas veces la formación no ofrece una experiencia de una educación distinta.
-¿Cuáles son las innovaciones que necesita la formación de los nuevos profesores?
-Si decimos que la educación chilena y mundial vive una crisis que no logra capturar la imaginación y la acción de los chiquillos y chiquillas de hoy, eso significa que hay que reinventarla y ese reinvento pasa por una formación de profesores y profesoras distinta. En la UAH se le ha dado mucha importancia a la propuesta de pensar una formación del futuro profesor o profesora que no se realiza solamente en la universidad sino también en la escuela. Partimos añadiendo el tiempo que los estudiantes pasaban en la universidad un tiempo especial (uno o dos días) que debían servir en la escuela y. Hay que aprender haciendo, por ejemplo siendo ayudante de un buen profesor… Creo que se requiere persistir en una búsqueda de formas de aprendizaje distintas.
-¿En qué etapa escolar es necesario un mayor esfuerzo?
-Tengo la impresión de que hoy el ámbito más complejo es la Enseñanza Media y este no es un problema solo chileno, es un fenómeno universal. Los niños chicos se adaptan a todo y curiosamente los profesores y profesoras también. Uno ve que la educación de los pequeños tanto párvulos y educación básica ha ido cambiando y progresando bien.
En Enseñanza Media mantenemos un esquema bastante academicista que tiene poco que ver con la vida cotidiana de los jóvenes de hoy. Hay un desencuentro que produce dificultades y aburrimiento. Tenemos tasas de deserción significativas.
Hoy ha crecido el aprecio por la educación, los jóvenes ven a la educación como una condición de una vida profesional posterior, pero el tramo de la enseñanza media es, muchas veces, poco significativo y aburrido para los jóvenes. Esto, tiene mucho que ver con el cambio del lenguaje, hemos pasado del lenguaje de la imprenta a la Internet, esto conlleva cambios en la forma de aprender y no ha cambiado suficientemente la forma de enseñar.
-¿Qué opina del actual sistema de gratuidad?
-A mí me parece que hay que distinguir la gratuidad del modo de cómo se hace y cómo se financia. Yo estoy convencido, y es algo sobre lo que me he pronunciado antes, que Chile gana como sociedad con una educación gratuita universal, cuando digo universal, digo gratuita en todas las instituciones y no universidades gratuitas por otro lado y pagadas por otro. Las razones son muchas. Una importante es el sentido público, la “gratuidad” hace ver al estudiante que su estudio no es un problema privado sino que un problema público; se están preparándo para contribuir a una mejor sociedad. Además la igualdad produce un efecto de igualdad, en la universidad somos todos iguales, no hay distinción entre el hijo del rico y el hijo del pobre, no está el que está gratuito ni el que paga o paga la mitad.
El tema es cómo un país pobre como Chile paga la gratuidad. Hay una posibilidad, que se desterró muy prematuramente, a mi juicio, que es un financiamiento en base a un impuesto directo a los egresados de educación superior. Un egresado que gana mucho en su ejercicio profesional paga en consecuencia, otro egresado que estudia una carrera de servicio público y que tiene un ingreso menor, pagará menos impuesto.. Es una especie de pago ex post en función de la retribución privada que yo estoy teniendo por mi carrera..
Gracias al esfuerzo de gratuidad que se ha hecho hasta ahora uno ve efectos positivos, son hoy muchos los muchachos y las muchachas de menores recursos para quienes la educación superior es una posibilidad real y esto es un avance democrático importante y una dinamización de la educación.
Pero yo creo que tenemos una dificultad hacia adelante en términos de financiar esto y financiarlo bien. La mantención del conjunto de las funciones universitaria es cara y eso supone un financiamiento difícil, si está compitiendo con otras necesidades sociales no resueltas.